Ángeles salvadores
Julián Delgado, escritor
Si los socialistas han exhibido a lo largo
de estos años una supuesta superioridad moral, pese a llevar las alforjas
cargadas de corrupción ¡Qué no hará esta extrema izquierda que se presenta
libre de rémoras vergonzantes! En principio se han mostrado como ángeles
salvadores. Si analizamos sus formas de prometer la Constitución comprobamos
que todos lo han hecho con la coletilla de por imperativo legal, con la
que intentan decirnos que desprecian las leyes que prometen, pues ellos traen
una nueva verdad, su dogma, y están dispuestos a imponerla. Pero sabemos que
esa buena nueva es un Estado que nacionaliza empresas, expropia, planifica la
economía, restringe libertades, iguala por abajo. Es un Estado que amenaza con
la guillotina a los disidentes (sic), que usa el matonismo, que acaba con la
democracia, estigmatiza y destruye al adversario y silencia los medios no
afines. Ahí están los resultados: Venezuela, colapsada; Grecia, en cinco meses
con esta gente, morosa y en el corralito.
Luego, han añadido estrambotes como que no
renuncian al derecho a decidir de los pueblos; sin saber que desde la
Revolución Francesa los Estados establecen sólo los derechos individuales.
Otros lo han hecho con la apostilla de hasta que las leyes sirvan a las
clases populares y no a la élites económicas y políticas, con la clara
intención de usarlas en su provecho, desconociendo que en el Estado de Derecho
las leyes deben servir a todos, pues todos son iguales ante ellas. Otros han
agregado a su promesa que lo hacen para acabar con la monarquía y restaurar
la República; esperemos que lo hagan para algo más, pues podrían pasarse
los próximos cuatro años en blanco.
Por otro lado, sus promesas de normas
éticas de conducta se van desvaneciendo: el nepotismo se ha incorporado como
virtud, los asesores aumentan, el sueldo no disminuye más que para unos pocos,
los imputados permanecen en sus puestos, se va normalizando el uso de coches
oficiales... Y aquí, para no ser menos, MES utiliza el subterfugio de partir su
grupo en dos para tener el doble de dinero público y más asesores.
Eso sí, es digna de consideración la nueva
moda que nos han traído de estilo étnico-barroco-folclórico, de chanclas
y trapillo.
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