Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

jueves, 30 de julio de 2015

Otras Opiniones. Julián Delgado

Artículo de Julián Delgado que se publicará el próximo sábado en el Diario de Mallorca "Última Hora"  


 El furor de la pasión

 
Me cuesta volver al proceso catalán por el riesgo de repetirme, la dificultad de decir cosas nuevas y lo inútil que resulta intentar convencer a los devotos de la religión laica, que viven en el ensoñamiento nacionalista, en la excitación y el arrebato hispanofóbicoen la agitación y propaganda adoctrinanteentre el ridículo y lo sublime. El nacionalismo es una pasión y, como tal, capaz de enloquecer a la persona más sensata; un sentimiento que esclaviza cuando se deja de ser dueño de ella; es una enfermedad incurable que alienta el animal que llevamos dentro. Por eso dijo T.Fuller (1608) que acometer obra alguna con la furia de la pasión equivale a hacerse a la mar en plena borrasca. Y Mas y los suyos están en medio del huracán dando vía libre a la irracionalidad irresponsablesin puertos alternativos, sin intención de ponerse a la capa,pues el pensamiento mítico, dentro de su insuficiencia, no cede ante la razón, de tal manera que el destino que les espera no puede ser otro que el de ser destrozados por las olas rompientes.  

Ante el golpe de estado de Mas no cabe la pretendida equidistancia del  federalismo vacuo de Sánchez, urdida para desmarcarse del PP en un claro gesto de deslealtad, ni el tancredismo de Rajoy ante el impostado referéndum de noviembre. No se deben aducir argumentos de miedo ni tampoco afectos impostados, sino aplicar con firmeza medidas políticas y legales, pero con sensatez y respeto,para tratar de salvar a los náufragos viajeros de ese barcoque, en buena parte, son víctimas de la más grosera manipulación. Pero, eso sí, pasar por la quilla de la inhabilitación perpetua al capitán y sus secuaces, gavilla de oportunistas que nos han dividido y enfrentadoque han utilizado las instituciones como agencias de agitación, quehan levantado una barrera entre ellos y nosotros, que hanabandonado las más elementales normas de convivencia democrática despreciando la ley. No se pueden ir de rositas quienes han promovido el odio con burdas mentirashan apelado a los sentimientos envolviendo sus dogmas y fundamentalismos en cargas emocionales. Deben desaparecer de la política quienes han pretendido amedrentarnos a todos con tal inaudito desafío.          

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