EL TEATRO DE LA
COMEDIA
Pues
que quieren que les diga pero, a mí, la sesión de investidura de Susana Díaz me
pareció más bien la escenificación de una función teatral, en la línea
divisoria entre el drama y la comedia. Drama realista, eso sí, a estilo Ibsen.
Y fíjense porque creo no ir muy lejos si digo me recordaba la trama de su obra
"enemigo del pueblo" aunque la duda cabe, cuando se trata de averiguar
quien o quienes pretendían imitar al protagonista Dr. Stockmann, cuando con cierta ingenuidad
o cinismo, pero con convicción, decía: "He descubierto que las raíces de
nuestra vida moral están completamente podridas, que la base de nuestra
sociedad está corrompida por la mentira".
Desde
luego la perorata de la aspirante a Presidenta no es pieza para la historia,
pero si para la crónica social. Vestida como corresponde, de rojo por certeza y
de blanco por decencia autodefinida. Y recitó nada menos que 135 medidas que se
incluirán en 24 iniciativas legislativas. Todo ello, cuidadosamente escrito en
43 folios impolutos por los que recibió 43 aplausos de los suyos; a un aplauso
por folio, para dejarle respirar dado su hermoso y ojalá feliz estado de
maternidad. Una escena irrepetible porque la política camina por la senda del
acercamiento ciudadano, a través de la ternura.
Pero
interesa mantenerse fuertes y descubrir si en su largo recital, dijo algo que
pudiera ilusionar al sector del pueblo andaluz aún no fascinado por el
magnetismo de un poder cada vez más cercano a ese “ministerio del tiempo” que
nos quiere abrir la puerta de una Plaza de Mayo con cualquier evita infundiendo
un viejo y debilitado soplo de esperanza a tanto descamisado. Yo creo que no,
apenas nada.
Y
miren, he descubierto una medida de las 135 con la que estoy plenamente de acuerdo,
la número 30, cuando propone elaborar iniciativa legislativa autonómica para
establecer la segunda vuelta en la elección de alcaldes y presidentes de CCAA.
Ciertamente la redacción de la medida aparece confusa, imprecisa y poco
rigurosa, como todas ellas, porque habla de “sufragio universal de la
“ciudadanía” …para elegir la propia Presidencia del Gobierno (de España, se
quiere entender)” Siendo mujer de entusiasmos profundos, se percibe afán hasta
de modificar nuestro sistema, transformándolo en presidencialista, al estilo
del establecido por De Gaulle en 1958 en la Constitución de la V República.
Pero salvando este desliz de fondo, mi acuerdo es total y creo vanidosamente,
ver la mano de uno de sus altos consejeros que me consta siente fascinación por
mis inútiles comentarios y debió leer el titulado “Representación y Democracia”
publicado nada menos que en octubre de 2013, donde mantenía aquel principio
elemental de estabilidad política e institucional. Por lo demás, de las 31
medidas para luchar contra la corrupción y la regeneración democrática, una
destaca por haberse convertido en la cansina de Mota; la que dice pretender
crear una oficina o algo así para “prevenir” y combatir la corrupción. Nada de
rearmar el control interno de una Intervención desmantelada y desprestigiada,
nada de cumplimiento estricto de la Ley existente. Todo para trasladar a nuevas
normas, aunque su elaboración corresponda al Parlamento de la Nación. Es igual
para todos. Nadie lo cree pero todos pretenden hacer como si les
interesara.
Pero
no traten de enmarañar lo ya confuso. A EvaSusana la votó por debajo del 23%
del censo electoral. Que son muchos. Desde luego me lo parece y son suficientes
para gobernar con otros, que tampoco barrieron, como Podemos, que no llegó al
9,5% y para que citar al PP o a C´s. De manera que aquí nadie puede considerar
ser representante del pueblo, salvo en sus contenidos formales, legales, de
democracia dirigida. Pero sin legitimidad para interpretar los sentimientos,
los anhelos o las frustraciones de la población andaluza. Quizá se entienda
poco esa baja presencia de voto contundente en situación tan precaria como
siempre y como nunca. Pero por una parte ha resultado muy difícil lograr
conjugar el criterio del votante con el del votado y por otro, este es pueblo
educado en esperar del poder – cualquiera sea su signo – le trace el camino de su destino.
El
liberalismo ha sido la fuerza dinámica durante 150 años de la Historia Moderna
de España, con una misión de orden y progreso que no siempre floreció. Esta
primavera se cumplen 101 años de la grandiosa conferencia que Ortega y Gasset
pronunció en el Teatro de la Comedia madrileño ante un nutrido grupo de
intelectuales para presentar su Liga de Educación Política Española y para
hablar de la Vieja y Nueva Política. Él se quería dirigir a la intelectualidad,
aunque hoy se vería condicionado por la “ciudadanía”, y les aleccionaba de que
cada individuo como cada generación, si quiere ser útil a la humanidad, ha de
comenzar por ser fiel así mismo. Y citando a Fichte, recordaba que la política
exitosa es aquélla que declara lo que es. Es decir, distanciarse del utopismo
en favor de un proyecto de reforma. En definitiva, hablaba de dos Españas, la
oficial y la real, de las que derivaban dos políticas, la vieja y la nueva. En
este baile de disfraces, en este teatro de comedia, nosotros seguimos en la
vieja. Como siempre.
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