Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

jueves, 14 de mayo de 2015

LA AZOTEA DE JAVIER PIPÓ

LA METAMORFOSIS (y II)

Pues ya ven como en la Junta de Andalucía el espectáculo es en sesión continua. Pero no porque la pobre Susana quiera ser Presidenta elegida por su amado pueblo, pero votada a trancas y barrancas por sus representantes, sino porque este es el ser, la idiosincrasia de un régimen camino del tercio de siglo, entre dos.

Ya se que los optimistas miran a los ojos y los pesimistas, conociendo el suelo como yo, miran a los pies, que decía Chesterton. Pero les aseguro que mi falta de optimismo está basada en la observación directa y personal durante muchos años, sin intermediarios, sin apenas pasión pero con mucha devoción. Por ello, muestro toda la firmeza cuando aseguro que el sistema cuidadosamente tejido en esta tierra desde los años ochenta – ochéntame otra vez- será de muy difícil superación. Aquí, todo lo impregna, todo lo toca y controla, nada le resulta extraño porque todo efecto tiene causa segura. Y así desde hace 35 años que se dice pronto. De manera que no es esto o aquello, es todo. Y son todos, porque todos han participado del festín, aunque unos hicieran de avispados empresarios o espabilados recaudadores y otros la mayoría, solo asistieran a la pachanga al ritmo del pasacalles de ocasión, con la esperanza de una rifa con premio asegurado.

Y esto ¿cómo se desmonta? Pues yo no lo se, pero creo será cuestión de una generación o más; de un ordenamiento jurídico implacable y un sistema educativo basado en valores cívicos y democráticos. Y un movimiento regeneracionista profundo, donde la intelectualidad juegue un papel vanguardista en demanda colectiva y generalizada a favor de la ética social y la moral pública y olvide su vergonzoso papel de comparsa de ideologías totalitarias y criminales. Y donde los medios de comunicación más o menos independientes, pero libres, continúen luchando a favor del derecho a la información, a la opinión y a la libre difusión. Y donde los jueces utilicen su función de hacer justicia sin miedo y no utilicen los tribunales como palanca de prestigio social o de medro profesional. Y donde los funcionarios públicos entiendan ser servidores del Estado, debiéndole solo a él lealtad incondicional. O donde los poderes económicos y financieros luchen a favor de un mercado libre y transparente que favorezca el intercambio leal, el desarrollo y el progreso. Es decir, esto lo desmonta la democracia. Una democracia que funcione - ahí es nada-  y no esta parodia más propia de la España de la Restauración.  

Y en sentido contrario, pretender que los arquitectos de este sistema putrefacto sean los artífices de su regeneración, resulta un acto de suprema estupidez. El denominado socialismo democrático que está regentando este cleptocrático y peligroso sistema y lo ha llevado a una calle sin más salida que el autoritarismo por muchos votos que obtenga, ha pasado ya a la historia de los sistemas políticos. Sus dirigentes son responsables de sepultar las hermosas y liberales señas de identidad de la socialdemocracia europea, como ideología imprescindible en el espacio civilizado del bienestar, la cultura y la libertad y que representan las formaciones políticas que durante tantos años gobernaron las prósperas naciones del norte del continente, Alemania o incluso la republicana Francia. Deberían desaparecer de primera línea de la escena pública tanto tiempo como fuese necesario, hasta el regreso en condiciones de hacer olvidar los estragos históricos ocasionados a la democracia.   

Pero ya verán. Aquí se asegura una y otra vez que no temblará la mano o el pulso para luchar contra la corrupción. Nadie sensato lo creerá. Nadie puede pensar en esa posibilidad, porque es imposible y los intereses generados durante años afectan a demasiados sectores, grupos y personas. Al fin solo nos encontramos a mitad del tiempo de implantación del sistema. En la URSS y en México duró setenta años. Y en Argentina, Cuba, China y para que seguir, pues por el estilo o cercano.

Aquí el pulso no temblará pero para la lucha contra los efectos de la corrupción. En consecuencia, se afinarán los procedimientos para evitar filtraciones, se dejarán las huellas imprescindibles que haga imposible la aparición de indicios. Se continuará controlando el acceso a la función pública, logrando personal que entienda poco, pregunte lo justo y resulte leal a la causa, viendo así asegurado el ascenso en su carrera. Se continuará apartando de la cosa pública a funcionarios reclutados conforme a los principios constitucionales, para entregar los negocios administrativos a quienes se pueda confiar. Se terminará de aniquilar los sistemas de control interno, como la Intervención, equivalente a interrupción. Se politizará aún más, aunque no se note, la Cámara de Cuentas o lo que sea. Se subvencionará hasta el silencio a la prensa libre. Se buscará como sea el apoyo de jueces progresistas de relumbrón. Se infiltrará hasta el coma a entidades sociales y cuerpos intermedios. Y se crearán gabinetes, institutos y observatorios para luchar contra la corrupción, eso sí. Y se legislará lo que desde el principio se sabe letra muerta. Y naturalmente, conforme aumente el paro y progrese la pobreza se buscará la causa en el Gobierno de la Nación o lo que sea, en las instituciones europeas y en el capitalismo internacional al servicio del criminal neoliberalismo.

En esta metamorfosis atroz, puede que todavía veamos a Sánchez Gordillo, como a Castro, rezando a la Virgen del Rocío. Y mientras, Susana entre el lloro y el desconsuelo, recordando las palabras de Kafka: “Cuando el amor te corona, también te crucificará. Lo mismo que te ayuda a crecer, también te poda”. Pues eso, pero no creo.

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