Ahora hace cien años de la publicación de esa aterradora y extraña historia de Kafka que tanto conmovió a los jóvenes de mi generación. Quizá en Gregorio el protagonista, podamos aún seguir reflejando la angustia de un tiempo donde parafraseando el aforismo, es la jaula que salió en busca de un pájaro.
En mi modesta pero curiosa
azotea quisiera seguir reflexionando sobre el presente que diviso y el porvenir
que a veces alcanzo no sin dificultad y casi siempre perdido entre la bruma de
la confusión. No se si de aquí a un año nos reconoceremos unos a otros porque
esto se pone de lo más cínico y seguramente divertido que nunca pudimos
imaginar, si no fuera por lo que está en juego. Ya veremos si también resulta
para olvidar.
Pero ya ven, por poner
ejemplo, los comunistas están en plena reconversión o mutación biológica para
aparentar un cambio de piel, según demanda una opinión pública dirigida por
medios de comunicación creadores de la mejor basura ideológica y cultural. Miren
si no. Pablete, sin cortarse un pelo de su apreciada coleta, en plan socialdemócrata
escandinavo - no crean se conforma con cualquier cosa algo más cercana -
exigiendo pureza democrática a tanta “gentuza” como dirige este singular
sistema. Y llega y tiene éxito y los medios afines y los otros, haciéndole
cuentas sobre los cambios de posición tan positivos y moderados, y culpando a
la derechona de su campaña infame contra ilustres líderes a los que apenas se
les deja espacio, antes de que ocupen alguno. Y serán cada vez menos, pero no
duden les votarán muchos que perderán lo poco que aún conservan de los tiempos
de vino y rosas. Para más de los que imaginan, y en dicho kafkiano, muchas
veces es más seguro estar encadenado que ser libre. Es la conversión de nuestro
tiempo.
O miren también el fenómeno
Colau, en esa Barcelona otrora estrella del Mediterráneo, puerto de salida a la
conquista del comercio, el arte o la cultura; luz de comunicación con la Europa
del pensamiento y el desarrollo, pero que ahora se transforma y queda rendida a
los encantos de una revolucionaria de barrio, de una miliciana del nuevo siglo.
Junto a Podemos y los asamblearios del CUP, no solo eliminarán de las calles
vestimentas de burgueses capitalistas, sino que alcanzarán el Ayuntamiento para
romper definitivamente el caduco seny y poder transformarlo en definitiva
“rauxa”. Y así la urbe cosmopolita y culta podrá vocear al mundo, a través de
sus embajadas, la buena nueva de los más avanzados derechos del ciudadano,
capaz de endeudarse sin necesidad de soportar la estúpida carga de la
devolución. Es el progreso con regreso, los tiempos prodigiosos d´unitat
popular, de frentepopulismo. Y estos cada vez serán más y Mas y el pobre Trias,
cada vez menos.
Y en esta diabólica
metamorfosis no podemos perder de vista el País vasco, ahora que parece callado
y tan laborioso, como siempre. Pero no crean, ahí están las encuestas para
poner los pelos de punta. Todo sigue igual, de mal, pero los brutos de antes
cambian el método o lo transforman y esperan mejor momento para el golpe
definitivo. Claro, la crisis es lenta en su superación y Europa se debate entre
el descaro de un socio gorrón y arruinado y la desconfianza secular del tory al
que no interesa la decadencia comunitaria sino la vanguardista city neoyorquina.
Pues ya me dirán el interés a corto plazo de tan reducido territorio por
permanecer como nueva Albania o integrarse en el vacío. Pero no crean, mientras,
miman un laboratorio revolucionario en el que vascos y vascas se miran y
remiran en el regodeo de pensar que los otrora “chicos de la gasolina”- al
decir del canalla Arzalluz - “los etarras que viven mal y no son cobardes,
simplemente están acosados”- al fin llegaron a las instituciones democráticas,
en la Foral de Guipuzcua o en la bella Donosti, antes San Sebastián y no pasó
nada. Y ahora se les va a mantener. Es lo menos, por prestigio, ante un mundo
desorientado que no aprecia la ética y la estética de lo revolucionario, por
etapas. Además, fíjense el escaparate regalado por la derechona para hacer de
la bella Easo nada menos que capital europea de la cultura el año que viene.
Ahí es nada. Menuda tesis doctoral, eso de Bildu y la cultura. Pero no crean
porque en esta metamorfosis cabe también, y así habrá quien lo crea, la
sentencia de Kafka cuando dice que toda revolución se evapora y deja atrás solo
el limo de una nueva burocracia.
Del laboratorio andaluz y
su puchero Marinaleda, hablaremos otro día. Aquí, las cañas se volvieron lanzas
y la princesa del pueblo está triste y deprimida porque nadie la quiere. Es el
Gregorio de Kafka y no podrá evitar que aquéllas se esgriman por las esquinas
bajo el calor sofocante del bochorno. El verano no es lo único que se anticipa.
Pues eso.
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