Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

domingo, 2 de junio de 2013

LA OPINIÓN DE JAVIER PIPÓ


LA AZOTEA

EL CHARLATÁN
2 de Junio 2013




Un viejo proverbio dice que una mentira puede darle la vuelta al mundo antes que la verdad tenga tiempo de ponerse las botas. A la Andalucía de la espera en la puerta del castrochavismo, no cesan de largarle una mentira sobre otra desde hace una generación y encima le niegan la posibilidad de alcanzar la verdad de los pueblos cultos, de ponerse las botas y caminar.

Que el Presidente de un innecesario e inútil Gobierno, de una autonomía imposible, no tenga otra ocurrencia inculta, que alabar al pueblo andaluz por su inteligencia, al llevar como cruz treinta años de izquierdismo gobernante, es cuando menos una insolente estupidez.

El recurso al pueblo, como un todo orgánico, es un discurso ahistórico y desde luego, tenebroso. Es la mentira del poderoso ante una gleba largamente preparada para recibir mensajes que sólo pretenden el silencio del agradecimiento y la reverencia de la ignorancia. Es el discurso del político mediocre y fracasado, sin recursos, sin ideas, sin ética del comportamiento, sin sentido de una moral social mínima exigible al gobernante. Es el entretenimiento del charlatán. Si aún le queda algo digno de su fracasada carrera, seguro será una marcha silenciosa de esta Andalucía que le soporta desde hace demasiado tiempo. Y en silencio, sin remover las aguas putrefactas de su penosa administración y la del fango de sus antecesores.

Si como dice Vargas Llosa en la "Verdad de las Mentiras", organizar la memoria colectiva, trocar la historia en instrumento de gobierno encargado de legitimar a quienes mandan y proporcionar coartadas a sus fechorías, es una tentación congénita de todo poder, en el caso andaluz es una doctrina ininterrumpida durante más de treinta años. Ese desgraciado discurso se pronuncia precisamente cuando el paro duplica  la media europea, la corrupción inunda todo el espacio y las posibilidades de avance traspasarán el siglo XXI.

Como dejó dicho Samuel Johnson, las cadenas de un hábito no se sienten porque las adquirimos con mucha facilidad y después, nos cuesta mucho romperlas. Así camina Andalucía, encadenada a su permanente pasado, recibiendo mentiras envueltas en apariencia de nobleza, pero mentiras al fin. Y un pueblo no es libre, dijo Larra, mientras la libertad no esté arraigada en sus costumbres e identificada con ellas.

Mire Señor Griñán, no se crea la bobada de su Vice Valderas de que IU es un intelectual colectivo que está por encima de los elementos humanos. Es el trastorno bipolar de un estalinista sin remedio. Recuerde y respete el profundo aserto de Azaña: la libertad no hace felices a los hombres, los hace sencillamente hombres. Y márchese ya, le dejan una pensión de privilegio.


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