Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

domingo, 24 de marzo de 2013


OTRAS OPINIONES

Julián Delgado
Escritor


El enemigo en casa

Somos un país singular. Pero para mal. No hay duda de que los españoles somos nuestro propio y peor enemigo. Esta semana hemos conocido noticias que lo confirman. El general y director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Felix Sanz Roldán, durante su comparecencia en la Comisión de secretos oficiales del Congreso, ha denunciado que la Diplocat, o sea, la red de la Generalitat catalana en el extranjero, ha intentado verificar la cobertura del servicio secreto español en varios países. No se decidió a decir que el objetivo fuera difundir la identidad de los agentes, pero sí conocer el despliegue del CNI. En tal circunstancia, en cualquier país en que el las instituciones democráticas funcionaran mínimamente, alguien estaría respondiendo en los tribunales y el Diplocat disuelto. Pero aquí no sólo no ocurre nada, sino que Durán i Lleida le increpa al general conque el número de agentes del CNI es demasiado alto en Cataluña y se ha incrementado a raíz del inicio del proceso soberanista. Y éste tiene que justificarse y responder que no, que la mayoría de los 70 agentes allí destinados se ocupan de perseguir el terrorismo yhijadista. ¿Y por qué sabemos todo esto? Pues porque la Comisión es secreta, pero a voces. Sin el menor pudor, al acabar la sesión, ciertos diputados cuentan de pe a pa lo allí tratado. ¿Qué pasaría en esos países a los que antes me he referido? Pues que algunos estarían procesados por el delito de revelación de secretos. La forma de defenderse de esta situación es que ni el director del CNI ni nadie con sentido de Estado, dirá nada en esa comisión, que pueda poner en peligro la seguridad del Estado. Y harán muy bien.
Por otra parte, nos enteramos que el magistrado Luis López Guerra, secretario de Estado de Justicia entre 2004 y 2007, uno de los jueces de la sala del Tribunal Europeo de los Derechos Humanos, ha dado amparo a la presa etarra, Inés del Río, en su recurso de aplicación de la doctrina Parot, en frontal contradicción con la postura del Gobierno y
de la inmensa mayoría de ciudadanos que se nos ponen los pelos como escarpias al saber que, pronto puede estar en la calle uno de esos asesinos en serie de ETA, vanagloriándose de sus proezas.

“¿Y por qué sabemos todo esto? Pues porque la Comisión es secreta, pero a voces!.

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