Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

lunes, 18 de marzo de 2013


A   VUELAPLUMA

LA OPINIÓN
de Javier Pipó

La Europa del corralito

Cuando se reflexiona sobre el cambio sociológico que está experimentando España, acelerado por la gravísima situación económica que padecemos, no tendremos más remedio que olvidarnos del optimismo y prepararnos para lo que viene.

Y digo cambio sociológico porque nuestra mesocracia, nuestra sociedad de clases medias, más o menos cultivadas pero con cierto patrimonio cultural y nivel de vida, está comenzando a desmoronarse. Pero lo que es peor, a un ritmo acelerado.

No hay más que fijar la atención en algunos datos. El peso de los salarios en el PIB solo representa ya el 45,8%, que es el 2% menos que en 2011 y el 3,1% que en 2010. En fin, esto es un retroceso histórico con respecto incluso a la segunda parte de la década de los setenta. Es decir, en términos de empobrecimiento, se ha detraído nada menos que 27.500 millones de euros en los salarios percibidos por los españoles hace un año.

Pero claro, España no es Chipre, mínima nación que ahora nadie sabe por qué está en la Unión Europea, como no era Grecia o Portugal o Irlanda. Cuando termine la intervención en los países periféricos europeos ya no nos quedará con quien compararnos y llegaremos a compararnos con nosotros mismos. Y eso nos aterrará.

Todo esto es la mejor descripción del fracaso rotundo de Europa, que a punto estuvo de incluir a Turquía en su desvarío, en su sueño fantástico y ahistórico, negándose a reconocer su imparable decadencia. Por cierto, pasado mañana seguramente asistiremos al último lamento de un espacio sin futuro, capaz de sentenciar - doctrina Parot- su propia destrucción, favoreciendo a quien no solo no respeta las instituciones democráticas sino que pretende someterlas por la fuerza de la sangre y el fuego.

Merece la pena observar el abandono por no decir huída masiva de población del entusiasmo europeo, del sueño de sus forjadores, de Monnet, Schuman, De Gaspari, Spaak o Adenauer. Pero es inevitable cuando asistimos impotentes, por ejemplo, al rescate bancario de España, Grecia, Irlanda o Portugal por una suma gigantesca de 453.000 millones de euros. Y mientras, el paro ahoga España y no digamos Andalucía. La deuda apalanca varias generaciones, disminuye la riqueza, aumenta la inseguridad y la esperanza no se encuentra.

Y ahora resulta que en el ámbito de la Unión es posible el corralito, como en Argentina. Pues ya me dirán de qué sirve haber sido ombligo del mundo civilizado, occidental, democrático y demás títulos. Menuda seguridad jurídicas hemos logrado. Primero nos dicen que la legislación comunitaria garantiza los depósitos bancarios hasta 100.000 euros y esa misma cantidad sirve de frontera para que el Estado la grave por la fuerza con el 6,7% o hasta casi el 10%. Y encima no puedes disponer de más de 1.000 €/día. Esto es una estafa. Y aquí intentan consolarnos con que el rescate de nuestra banca solo representa el 4% del PIB y el chipriota, el 60%. Pues menos mal.

Y España, pues en la siesta del siglo XXI. Aquí resulta que baja del déficit pero la deuda se multiplica a la velocidad del rayo. La disparatada distribución regional del poder continúa su carrera de gasto, pero ahora en dirección centrípeta. Las Comunidades Autónomas siguen gastando sin límite ni control; se apuntan al FLA; se endeuda el Estado, cediéndoles el importe conseguido a precio de oro y espera que dentro de no se cuantos años lo devuelvan.

Y claro, quien acrecienta su endeudamiento es el Estado. Pura novela ficción, porque dentro de diez años, cuando acabe el período de carencia, no están estos ni los otros en el poder y además todos calvos. Y a otra cosa. La siguiente generación verá como resuelve el marrón.

Y Andalucía? Pues no tardará mucho en estallar. Y ojo porque tiene un PIB casi ocho veces el de Chipre y sigue con su presupuesto de más de 30.000 millones de euros. Inconcebible. Y sin saber cuanto debe, ni cuanto ingresa, ni cuanto gasta ni en qué ni por qué. Eso sí, el modelo venezolano le parece de interés a sus dirigentes. Es la Europa del corralito, pero argentino.    

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