Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

martes, 29 de junio de 2021

LA OPINIÓN DE JAVIER PIPÓ

 

LA AZOTEA

 

DESCUARTIZAMIENTO NACIONAL

29 de Junio 2021

 

 

Asomado nuevamente a La Azotea observo un panorama político absolutamente desolador, descorazonador, inquietante. El sanchismo, aliado a los más contumaces enemigos de la democracia, comunistas, nacionalistas/independentistas y terroristas confesos reconvertidos en pacientes agitadores, reconducen a la Nación española hacia un abismo de descomposición moral, democrática y territorial.

Resulta demoledor comprobar como confianzudos comentaristas o tertulianos, refugiados en cantinelas del falso dilema entre optimismo o pesimismo, vienen en justificar las fechorías gubernamentales confiando en la solidez del sistema, el apoyo europeo o los democráticos posos residuales que permanecen en el oscuro fondo del antiguo Partido socialista. Y desde luego apenas resultan audibles sus latidos, sus llamamientos a la resistencia democrática o la confianza en lo que significa el brioso artículo 8.1 de la Constitución, arpón clavado provisionalmente en el corazón negro del sanchismo y sus perversos aliados.

De manera que en pleno engaño populista andamos y esperemos temerosos a que esta etapa de conformismo antidemocrático no constituya la amalgama de un estallido tan indeseable como reiterativo en la penosa Historia del interminable camino hacia el progreso y la libertad. Son más llamativas las proclamas televisivas públicas, diarias y perversas, de los cintora y demás tertulianos y seudointelectuales orgánicos, bien pagados al servicio de un poder avieso y traidor a los principios y valores que vertebran la hermosa Constitución de 1978 y que juraron defender, cumplir y hacer cumplir.

Ya ven lo lejana que queda la petición de Stuart Mill de instaurar la forma de gobierno que genere los mejores resultados. La Nación se encuentra más dividida que nunca, entre familias, territorios e intereses. Parece como si, con J. Brennan, apareciese una nueva generación de hooligans luchando contra la democracia, ante una sociedad desinformada habitada mayoritariamente de hobbits ante el silencio cómplice de intelectuales vulcanianos. Pues que bien, porque la democracia se desvanece por días y el autoritarismo hortera e inculto se instaura hasta en los últimos alveolos de la sociedad.

El desmontaje constitucional es sistemático y perfectamente sincronizado. Lo primero es el Poder Judicial, empezando por su Consejo General, Tribunales Superiores o Tribunal Supremo y paralelamente la mutilación anulatoria del Tribunal Constitucional. Operación dirigida a Jueces y Magistrados, incumpliendo con descaro sus resoluciones o humillando la separación de poderes al dictar indultos provocativamente vergonzosos, con chulescas resoluciones motivadoras. Paralelamente, despreciando la figura del Jefe del Estado hasta extremos inconcebibles en cualquiera de los Estados democráticos de la UE que asisten boquiabiertos a la demolición de una Monarquía moderna, avanzada y ejemplar en su función constitucional. Y desde luego socavando sin tregua, el resto de los órganos constitucionales, como aquellos que puedan o presuman pueden ser contrarios a la voluntad mayoritaria. Ahí está la impudicia intolerable con que intentan, y seguro lograran, acabar con la independencia y prestigio de los miembros del Tribunal de Cuentas, órgano constitucional previsto en el artículo 136 de la CE y dependiente de las Cortes Generales, en su función de fiscalizar las cuentas y la gestión económica del Estado. Órgano cuya historia se remonta a varios siglos de existencia con uno u otro nombre y cometidos, conforme la complejidad y concepción del propio Estado lo ha demandado.

Es decir, el Estado en su concepción constitucional y como sujeto de Derecho Internacional, está siendo socavado en su autoridad y soberanía; en la seguridad jurídica y en la separación de poderes; en su concepción vertebral e irrenunciable de Estado de derecho, donde debe prevalecer el imperio de la Ley sobre la arbitrariedad de los poderes públicos. Es verdad que la Constitución resulta un valladar de difícil asalto directo y por   eso se mina en su estructura fundamental y se ennegrece mediante la modificación del ordenamiento jurídico a través de decretazos bolivarianos o mediante leyes alejadas de la tradición cultural de la Nación y aprobadas o a punto de aprobarse por una mayoría autodenominada progresista en la mayor regresión reaccionaria desde Fernando VII. Si los indultos a los golpistas resulta operación exitosa, y lo será, esperen la de los criminales etarras ya cercanos a la llave traidora y nazi del PNV. Pero la llave del Estado está en manos del sanchismocomunismo antidemocrático y anticonstitucionalista, sin que nadie parece estar dispuesto a disputársela, antes de terminar su troceo y hundimiento de los restos. Eso parece.

       

 

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