LA AZOTEA
CONSTITUCIÓN MORIBUNDA
11 de Junio 2021
Pues
nuestro Gobierno pitiminí sigue de fechoría en fechoría. Es lo suyo, y aguantar
lo nuestro. Claro, no de todos sino de aquellos que esperaban que desde el
poder llegara la hora del desprecio a la inteligencia y la libertad; de
aquellos esperanzados hace años en la vuelta a un sistema donde la envidia, el
odio de clases, la igualdad por abajo, la delación, el silencio y el control,
permitiera el gobierno de la vanguardia totalitaria, de los iluminados de este
siglo.
No
sé cómo podría frenarse esta deriva desde la separación de poderes a su
unificación; desde el imperio de la ley a la ley impuesta y temida; desde el sistema
representativo y democrático al autoritarismo y desde este al totalitarismo. Y
no me digan que Europa será la malla porque apenas, setenta años después, es
capaz de sobrevivir a su miseria moral, la degradación de sus instituciones, la
falta de principios y el mantenimiento de su cultura, tradiciones y creencias
originariamente cristianas. Europa ya no es capaz ni de defender sus fronteras,
es decir la soberanía de sus Estados frente la invasión musulmana o de la
negritud que dijo en su día Ansón. ¿Qué diferenciación haría ahora Max Weber entre
calvinistas, luteranos y católicos, de encontrarlos, en la génesis del nuevo
capitalismo europeo?
De
manera que desde el propio Gobierno se prepara el desmantelamiento de la Nación
con empeño concienzudo, al ser posible pacífico y desde luego irreversible. Ya
se que el nefasto Título VIII de la hermosa Constitución del 78, se redactó
como concesión alocada a los nacionalismos vasco y catalán, sembrando la
discordia y los nacionalismos de pacotilla, con el bodrio de la diferenciación
entre el acceso a la autonomía por los artículos 143 y el 151, llamadas de
primera o segunda que luego, tras los Estatutos y sus modificaciones llevan al
caos y hundimiento actuales. La Constitución no determina cuales son las Comunidades
Autónomas del Estado, ni cuales sus competencias diferenciadas de las del
Estado, ni cual el sistema de financiación.
Y
ya ven, el entonces aun existente, sensato y democrático PSOE, vinculado a la
socialdemocracia europea, establece en Granada ahora hace solo ocho años, un
Nuevo Pacto Territorial, señalando los principios a los que están dispuestos a
llegar mediante consenso constitucional. Proponen entre otras esenciales
cuestiones, reformar la Constitución para incorporar el mapa autonómico;
delimitar las competencias del Estado y de las Comunidades; establecer un nuevo
sistema de financiación autonómica y sustituir el Senado por una Cámara de
representación para dar cabida al funcionamiento de un Estado de corte federal.
Ahora y sin consenso plantean la reforma del artículo 49, quizá recogiendo el
clamor nacional de denominar discapacitados a los allí denominados disminuidos físicos,
sensoriales y psíquicos. Es el progresismo constitucional, mientras es llegada
la hora de modificar el Texto – al modo intelectualizado de la ViceCalvo- para
transformarlo en feminista mediante un texto inclusivo, asesorado por otro
fenómeno ministerial llamada Irene Montero.
Miren,
la Constitución de 1978 ya no rige y por ello casi resulta innecesaria su
modificación. Ahora se trabaja en la demolición del Poder Judicial, al resultar
insoportable Sentencias de Tribunales Superiores o del Supremo, contrarias a la
voluntad política mayoritaria. O en criminalizar cualquier comentario favorable
a cuarenta años de franquismo, estableciendo la Verdad oficial y sus Tribunales
de Defensa. Y urge el asalto al TC o simplemente su disolución, convirtiéndolo
en Sala especial del Supremo. Y sobra la Monarquía, fachoso residuo franquista.
Y apesta el artículo 8 que confía a las FFAA la garantía de la soberanía e
independencia de España, así como la defensa de su integridad territorial – ahí
es nada- y el ordenamiento constitucional.
La
disolución de la Unidad referida en su artículo segundo es cuestión de tiempo
más o menos breve y de oportunidad. Ha comenzado un nuevo proceso dirigido
por comunistas del siglo XXI, independentistas y sanchistas. Proceso encaminado
a diseñar un “modelo territorial de convivencia” modificando la penalización de
los delitos de rebelión de los artículos 477 y siguientes del CP así como el de
sedición del 544 y ss. Todo ello dirigido a facilitar la impunidad de los
golpistas catalanes que ya preparan el siguiente paso, acaso definitivo, con el
apoyo financiero del Estado y jurídico del inefable Tribunal Europeo de DDHH. Y
por sus pasos, País Vasco/Navarra, Valencia, Baleares y quizá Galicia.
Pues
el proceso que se inicia no tiene solución y España volverá a su rueda
histórica de enfrentamiento, miseria moral y seguro empobrecimiento. Pero al
menos aún puede decirse y conocerse por muchos ciudadanos sensatos y
preocupados que, el sanchismo es el peor y más peligroso enemigo de España, la
democracia y la libertad. Pues eso.
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