Artículo que
será publicado por el Diario ULTIMA HORA de Palma, el sábado día 15 de mayo
LA LUZ AL FINAL DEL TUNEL
Julián Delgado. Escritor
A Ayuso le debemos, sobre
todo, haber visto la luz al final de túnel, la sensación de que el sanchismo
comienza su declive y se desvanece aquella amenaza de soportarle hasta 2031. Nos ha
puesto en el camino de superar la aflicción de sufrir la soberbia de ese
descuidero de la política, perjuro de su promesa, vendido a los malos para conquistar
el poder como botín, aun a riesgo de hundir la Nación.
Isabel nos ha permitido soñar
con perder de vista la cara avinagrada de Ábalos, hábil en el recuento de
maletas y del rescate de intereses espurios; a esa mujer con pinta de severa institutriz que es Calvo, revanchista
histórica, que comparó las políticas del PP con el Holocausto; al timador
Tezanos, ese bribón malversador del prestigio del CIS y masivo tomador de pelo;
a Lola, la amiga de Villarejo y de un juez prevaricador, que doblega la
Justicia a su ideología. Nos olvidaremos del fracasado Iglesias, miliciano desubicado, que confundió el Puente de Vallecas con
Sierra Maestra, a Ayuso con Pilar Primo de Rivera y a Abascal con Mussolini; pronto no nos acodaremos de su mujer, Irene, enarbolando el
heteropatriarcado como arma en su cruzada hembrista contra el varón, y nos
impone la penitencia de su esperpéntico lenguaje inclusivo; al estalinista
Santiago, dispuesto a cargarse a los reyes si no sé qué circunstancias se
dieran; al infame Marlaska, que calificó al PP de organización criminal, el de
las torvas vendettas con los leales servidores de la ley, el que humilla a las
víctimas aliviando las condenas de los asesinos, impasible ante la xenofobia en
Cataluña con los policías. Dejaremos de sufrir a Celaá, la oficiante del caos
de la educación; a la charlatana Montero, que nos regaña masticando las
palabras; al ínclito Simón, que ha vendido su alma científica al diablo y que
acierta en sus previsiones menos que Tenazos en las suyas; a Lastra, ese
portento de la crema de la intelectualidad, que escupe sus improperios
inmisericorde, triste remedo de Pasionaria con su no pasarán.
El coraje de Ayuso, todas estas
cosas y algunas más, han dejado a Sánchez grogui tras el 4-M; levanta los ojos
de la lona y, con visión borrosa, percibe que le están cambiando el colchón a
la cama de la Moncloa.
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