Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

martes, 30 de marzo de 2021

LA OPINIÓN DE JULIÁN DELGADO

 Artículo que será publicado en el Diario ULTIMA HORA de Palma, el próximo sábado

           

LA FALSA MEMORIA

Julián Delgado. Escritor

 

Dice el filósofo Edgar Morín que la historia es insustituible para el arraigo de la identidad nacional, pues permite la integración del joven en un terreno rico en peripecias, victorias, derrotas, duelos, glorias, y hace de él un hijo de la patria. Hoy, en España, hace años que este arraigo se ha hecho imposible. Los ataques proceden de dos sectores: la izquierda y los nacionalismos. El primero, con la aplicación de la Ley de Memoria Histórica cuyo fin no es otros que enseñar a las nuevas generaciones una historia falseada de la II República y de la guerra civil, en la que se ocultan los crímenes de un bando, se resaltan las del contrario y se abren las heridas ya cerradas. Con una historia más falsaria de la que enseñó la dictadura, se educa en el odio a todo lo que pueda estar relacionado con el franquismo, privándose, así, a los jóvenes, de poderse formar un criterio libre. El mensaje interesado es que la derecha es la heredera de aquél régimen y, por tanto, es el nuevo fascismo al que hay que excluir de la política democrática.

El nacionalismo va más allá porque la manipulación abarca toda la historia. Controlan el relato histórico y lo divulgan a través de la escuela. Se tergiversan contenidos y se ofrece una realidad distorsionada presentando una Cataluña pujante y una España decadente y opresora. En consecuencia, los jóvenes acaban los estudios odiando lo español y radicalizados. La lengua y la historia son los pilares fundamentales para forjar el sentimiento nacionalista.

El alcalde de Palma, mimetizado ideológicamente con sus socios Podemos y Mes, amparado en una ley que pretende eliminar reminiscencias franquistas, conjugó los dos frentes: borrar de su callejero esos vestigios y, de paso, llevase por delante a tres insignes marinos de otro siglo. Las falaces justificaciones empeoraron la situación, la bufonada, rebosante de ignorancia y mala fe, se convirtió en un escándalo monumental que traspasó fronteras. Solo ante el aluvión de críticas  y el correspondiente ridículo dio el alcalde su brazo a torcer.  

Lo que ha quedado de manifiesto es que el socialismo balear es puro sanchismo, que está dispuesto a seguir la línea ideológica de sus socios con tal de mantenerse en el poder.

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