Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

sábado, 13 de marzo de 2021

LA OPINIÓN DE JAVIER PIPÓ

 

LA AZOTEA

 

EL DESMORONAMIENTO (y II )

13 de Marzo 2021

 

Si nuevamente subo a La Azotea, para observar y contar lo que veo a quien pueda interesar, no tiene otra explicación que cierto sentido de deber cívico; no desde luego el placer de ver, mirar y escribir. Ya digo, el espectáculo penoso, previsto y buscado de desmoronamiento del Estado no es nada edificante. El sistema cae a pedazos porque carecía de la presencia que aparentaba; puro engaño, pura simulación. Una democracia necesita como elemento de solvencia, coherencia, eficacia y permanencia, la existencia de demócratas.

En España, aquel género resulta flor escasa, y su pertinacia más bien de ciclo corto. Los demócratas se forman en la escuela y en la familia, que son centros de infundir y compartir valores y principios. Aquí, en cuarenta años no se ha logrado la enseñanza de la Constitución en aquéllas, ni a la mayoría de las familias llega el aliento de respeto a la Nación heredada tras el ahínco de muchas generaciones, y las posibilidades de aprendizaje en la adquisición de hábitos de sacrificio personal; de esfuerzo necesario para la construcción de un futuro común en la convivencia colectiva.

De manera que un Texto constitucional modélico, avanzado y envidiable, ha durado lo justo, precisamente porque sus guardianes han decidido hacerlo más adecuado a sus intereses económicos, de clase o simplemente de dominio sobre la mayoría. Ciertamente, y lo reitero con insistencia, llevaba en su seno el Título VIII, germen de autodestrucción. Y así está siendo. El mal llamado Estado de las Autonomías es un fracaso político, social y económico sin precedentes. A sus carencias manifiestas de indefinición, denominación, competencias y respeto a la Nación que las acoge y al Estado que extiende su única soberanía sobre ellas, se une la codicia de una clase política ambiciosa y amoral que gobierna a través de una partitocracia insoportable y un ordenamiento jurídico a la medida; inmune e impune a las fechorías de unos y otros. Elite sectaria, carente de principios y reaccionaria en su visión de futuro deconstruido a través de partidos dominantes, hegemónicos y dominadores no solo de la escena nacional sino de los poderes territoriales.

Ahí tienen los sucesos de Murcia, Madrid y Castilla León, más propios de regímenes bolivarianos que de una democracia liberal parlamentaria y representativa. Y se podría centrar la crítica en un Partido absurdo e inoperante como Ciudadanos, pero sería injusto al extenderse la deriva al sistema completo. Ciertamente, resulta llamativa la ceguera suicida de C´s al autodenominarse liberal y pretender acercarse a un socialismo radical, antidemocrático, autoritario y sustentado por comunistas, filoetarras e independentistas del más variado, despreciable y explosivo pelaje.

Liberalismo y socialdemocracia han proporcionado en Europa y algo en España, años de paz, progreso y libertad. Pero ahora no existe apenas presencia de esas ideologías de Estado y en consecuencia ¿qué centro político quiere protagonizar C´s? Quizá comience a entender la verdadera ubicación del sanchismo, tan alejado del liberalismo como cercano al autoritarismo iliberal. Ahora puede comprobar, aunque sea en su agonía, como el sanchismocomunismo trata con cierto éxito de instalar una hegemonía que derive antes o después en régimen de república popular o al menos populista. Para ello trabajan, medran o legislan. Sea arrinconando al Rey; desprestigiando la Monarquía; anulando la Constitución; asaltando el Poder Judicial; intoxicando la opinión pública; ocupando con adictos las instituciones; ridiculizando la oposición parlamentaria; gobernando mediante decretazos; imponiendo el feminismo totalitario o el transgénero disparatado o la eutanasia con rasgos de nazismo incipiente, como las listas de médicos opuestos. Es decir, conducir a la Nación española al enfrentamiento fratricida y su disolución.

Y mientras, a este lado apenas nada. Un PP desnortado y errante que a veces parece mendigar los favores del sanchismo a pesar de la campaña continua, intensa y eficaz de desprestigio y confusión que les introduce. ¿También llegó a creerse domador del sanchismo? ¿Aún no logró encontrar en aquél el tufo totalitario y antisistema en que remoja su pasión de poder? Pues VOX, si consigue mantenerse en los límites constitucionales y logra convencer de sus principios de liberalismo conservador, en la búsqueda de una democracia fuerte, inamovible y limpia, terminará por resultar esencial, junto a los populares, para sujetar la debacle incluso económica, que se avecina. ¿Y Europa? Pues ojalá.         

 

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