Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

lunes, 8 de marzo de 2021

LA OPINIÓN DE JAVIER PIPÓ

 

LA AZOTEA

 

EL DESMORONAMIENTO

8 de marzo 2021

 

 

Creo está pasando lo previsible. Y desde luego la operación está resultando un éxito rotundo. Muy bien para sus intereses, que no son los nuestros; los de esa otrora mayoría silenciosa y de clases medias. Sí, los de esa antaño mayoría, ahora desbordada entre atónita, temerosa e incrédula que contempla la culminación, en tiempo record, del derribo del sistema y el acoplamiento metódico de un proceso autoritario en marcha galopante. Y vemos desolados, cómo resulta posible la aniquilación de la libertad por vía electoral, que llegaron por el esfuerzo, la inteligencia y el sacrificio de aquella mayoría. Pero ahí están, anulando, descalificando como fascista a quien osa criticar sus decisiones, casi siempre contrarias a la democracia que se consideraba consolidada o ya permanente. Y sin embargo creo parecen contar con el apoyo mayoritario. Que son una banda de tuercebotas, sin duda. Que terminaran disolviendo la Nación hundida, por supuesto. Pero es lo que se propusieron y además tienen el gentío a su favor, no lo duden.

Se habla, se lanza a la manipulada opinión publica la posibilidad de nuevas elecciones para el otoño. Pudiera ser. Pero una cosa debe quedar clara. El diablo Redondo, al servicio rendido del sanchismocomunismo, y sus más de setecientos asesores – como jamás plutócrata alguno de la Historia de España, tuvo – señalará la necesidad de elecciones cuando tenga la seguridad absoluta de ganarlas o de lograr una coalición suficientemente dócil como para asegurarle la continuidad en el poder. Y si no, pues no las habrá, pase el tiempo de Legislatura que pase, con o sin modificación de la LOREG, o de la propia Constitución; al fin y al cabo, los artículos 68 y 69 están contenidos en el Título III, sin requisitos tan exigentes como los previstos en el artículo 168.

La coalición gobernante y laminadora de la Nación, no es que tengan disparidad en los criterios de gobierno; eso sería dentro de la normalidad democrática. Es que los orígenes de los Partidos instalados en el poder, tras una maniobra poco escrupulosa, son muy diferentes y contrapuestos. El PSOE gobernante, como tal, es ajeno a la tradición heredada, socialdemócrata, alejada del marxismo y en consecuencia democrática, respetuosa con el mercado y el parlamentarismo representativo e inmersa en la corriente que desde 1959 en Bad Godesberg a Toulouse, o Suresnes en 1974, culmina en la dirección del estadista Felipe González, líder y protagonista de un cambio histórico y trascendente que seguramente habría conseguido que socialdemocracia y liberalismo fuesen el auténtico gobierno de progreso. El sanchismo, por el contrario, es la degeneración del proceso anterior. Carece de ideología y solo atiende los principios de la astucia, la manipulación, el dirigismo y la propaganda; ahí tienen el vergonzoso espectáculo de la apisonadora que debieron pintar de rosa, laminando la memoria de los asesinados por los que hoy como herederos, le mantienen en el poder. El sanchismo quizá llegue a ser calificado como un periodo negro y pernicioso, equiparable en muchos aspectos a los más regresivos de la Historia de la Nación. Y no hizo más que empezar su viaje hacia el enfrentamiento, la división y la acumulación de odio y desencuentro entre españoles.          

El sanchismo, fuertemente unido al comunismo fachoso, cutre y totalitario de Iglesias, conforma una entente de poder de muy difícil desmontaje. Uno pone la infraestructura antigua, adiestrada, muy eficaz que penetra en los últimos alveolos del tejido social, financiero, cultural, educativo y de comunicación. Y los otros el descaro revolucionario de quienes no tienen más programa que la conquista del poder sin fecha, sin tregua y a cualquier precio. Los seguidores del sanchismo, demasiado centrados en sus intereses personales pegados a los privilegios del empleo público, para tantos único y permanente, no quieren saber el giro traidor a una ideología que tantos decenios de progreso y libertad proporcionaron a la hoy decadente Europa. Ello no explica el mutismo cobarde de tantos socialistas históricos en silencio cómplice con la tragedia sanchista. Los podemitas, son la nueva generación de un comunismo histórico, incapaz de presentar un solo ejemplo de sociedad, que hayan dirigido y escapado a la ruina total económica y social, derribando los más elementales derechos del ser humano y su dignidad individual y colectiva. Su mezcla y admiración al chavismo, al castrismo, al peronismo o al islamismo iraní, no hace mas que darle una capa más de ignominia y oprobio. Ahora dirigen intelectualmente el sanchismocomunismo hacia esa utopía, quizá posible, denominada por Gramsci Hegemonía.

Por de pronto, están acabando con la derecha política, más o menos moderada, pero constitucionalista y en consecuencia democrática. Ciudadanos, siempre a la espera de un gesto comprensivo y benévolo de Sánchez, camina hacia su insignificancia o pura desaparición. El PP, resulta incapaz de hacer oposición y termina rendido a los pies del sanchismo en gestos de estupidez política difícilmente comprensibles. Vox que tendría que ver mejorada su imagen, poco definida y distorsionada por sus muchos enemigos, da pasos a ciegas cuando dice necesitar conocer el informe de un Órgano Consultivo para determinar el sentido de su voto en cuestión tan esencial como los Fondos Europeos. Y además se desprecian mutuamente.

Pero soy de los convencidos que el liberalismo está en continua evolución, porque siempre es favorable a la reforma y contrario al radicalismo. Por eso, al igual que la libertad, nunca fracasa. Ojalá.       

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