Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

jueves, 4 de febrero de 2021

LA OPINIÓN DE JULIÁN DELGADO

 

Artículo que será publicado en el Diario ULTIMA HORA de Mallorca, el próximo sábado día 6 de febrero

 

EL ESTADO COMO MERA ENTELEQUIA

Julián Delgado. Escritor

           

La Constitución, al dejar abierta la posibilidad de transferir a las CCAA competencias que eran exclusivas del Estado, ha dado lugar, por circunstancias sobradamente conocidas, a que en las citadas Comunidades, también en otras en menor medida cuando el PSOE lo ha facilitado, como en Navarra, Valencia y Baleares, sus respectivos gobiernos se hayan convertido en poderosas maquinarias de adoctrinamiento que han conseguido transformar los exiguos porcentajes separatistas de que disponían en 1978, hasta alcanzar hoy niveles considerables.

A los separatismos se les ha permitido desarrollarse durante todos estos años de democracia, han gobernado en sus respectivas comunidades desde el principio y, como es el caso en Cataluña y el País Vasco, se ha llegado a convertir en hegemónico. En estas circunstancias la política de apaciguamiento es suicida, pues los fortalece y es percibida como debilidad. Cada ladrillo que el Estado cede de su estructura a los nacionalismos es a costa de su propia erosión. Por  este camino llegará el momento en el que no habrá otra cosa que ceder que la soberanía y el Gobierno se verá obligado a tener que decidirse por la rendición o el enfrentamiento.

Si lo que se pretende es recuperar la convivencia y el respeto a la Constitución, la única política posible es mantener viva la idea de España y fortalecer en todos los ámbitos el sentimiento de identificación con la patria común en lugar de replegar la presencia, la cultura y el idioma de todos en beneficio de élites locales. A los independentistas solo se les gana dándoles la batalla cultural e ideológica, como hacen ellos.

Con Iceta a los mandos se acelerará la tercera vía, que consiste en  concederles la independencia de facto a cambio de que, aunque solo sea formalmente y como mera entelequia, se siga manteniendo el Estado español como tal. Reconocerá las ocho naciones que se inventó y todas las que hagan falta, mareará la perdiz para marcar los tiempos e intentará amansar las prisas de los líderes soberanistas por acelerar el tránsito de la España de las Autonomías a la de la Confederación de Repúblicas.

Al final esta vía desaparecerá por el sumidero de la historia, y España como Estado nación, con ella. 

 

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