Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

miércoles, 10 de febrero de 2021

LA OPINIÓN DE JAVIER PIPÓ

 

LA AZOTEA

 

DOS ESPAÑAS

10 de febrero 2021

 

 

El gran hispanista norteamericano Richard Herr, concluye su famoso ESPAÑA Y LA REVOLUCIÓN DEL SIGLO XVIII, editado en Aguilar allá por 1964, aunque en su versión inglesa lo fue en 1958, razonando que aunque desde la “Historia de los heterodoxos españoles” de Menéndez Pelayo, los historiadores españoles se han inclinado a ver el origen de las “dos Españas” en el advenimiento de la política de Carlos III, el ideal del despotismo ilustrado fue destrozado en la primera década del reinado de Carlos IV por la Revolución Francesa. Solo a partir de entonces empezaron a ser las tensiones de la sociedad española más poderosas que las fuerzas cohesivas. La relectura casi sesenta años después de este luminoso estudio del Profesor Herr, nos continúa señalando las claves de una gigantesca revolución del pensamiento europeo de trascendencia imborrable en la Historia de las Ideas y las formas políticas, con influencia incluso al otro lado del Atlántico, como pudo apreciarse en la grandiosa Constitución USA proclamada dos años antes que aquélla.

Pero siguiendo la tesis del Doctor Herr, especialista insuperable de la España de la Ilustración, llegamos al filo de casi doscientos cincuenta años de aquella influencia decisiva, moviéndonos entre esas “dos Españas” en rueda de la Historia interminable, insufrible y demoledora. Es verdad se trata de dos sociedades en modo alguno comparables, separadas por un abismo temporal y un avance imparable y universal de la cultura, la ciencia, la tecnología y el bienestar. Pero ahora, las dos Españas continúan inmersas y formando parte del corazón siempre alterado de una sociedad que habiendo alcanzado cotas muy avanzadas de bienestar y donde aun rige la ley mesocrática del equilibrio, les separa el poso de la envidia, el resentimiento y la venganza. Es la permanente tensión histórica que atraviesa revoluciones, guerras, muerte, hambre y desolación para separar y enfrentar los que siempre prefieren el pasado, incluso con sus privilegios y dogmas insuperables, y los portadores de utopías imposibles que intentan imponer sus propios axiomas, incluso a sangre y fuego.

Pues me atrevería a testimoniar mi pálpito. Creo está predominando la España negra, ahistórica, reaccionaria y autoritaria, cuando no totalitaria, que dice imponer sus ideas en nombre del progreso. Y resultando penosa la existencia de bandos, este es peligroso al sentirse humillado y aún resentido como perdedor del último enfrentamiento sangriento entre las dos Españas. Y nada quiere saber de la Transición superadora de revanchas, ni siquiera de la Constitución unificadora que engloba libertad, justicia, igualdad y pluralismo en una construcción unitaria de esperanza nacional.  Y este bando es el instalado en el poder y en breve espacio de tiempo ya ha irradiado su pensamiento destructivo sobre la educación, la cultura, la comunicación y en suma, la Libertad. De manera que asistimos impotentes a un nuevo enfrentamiento – ojalá desaparezca para siempre el olor a sangre- de dos Españas irreconciliables, nuevamente instigadas desde el poder.

Esta fuerza destructiva, laminadora de ideas, costumbres, principios y valores está horadando el ordenamiento jurídico, marginando el Parlamento y dictando leyes mediante el sistema excepcional del Decreto-Ley, cuando no, despreciando y ridiculizando a la Oposición desde sus potentes y casi monopolizados medios de comunicación. Atenta contra la unidad Nacional determinada en la Constitución. Mantiene en la sombra la honorable figura del Jefe del Estado cuando no lanza campañas infames de desprestigio de la Corona. Asalta el Poder judicial para anular su papel en un intento descarado de lograr jueces afines y doblegados a su mandato, en grosero camino de poner fin a la separación de poderes. Se mantiene en el poder – puede que, durante muy largo tiempo, como sea y al precio que sea- gracias a la colaboración del detritus ideológico europeo. Un comunismo cochambroso que sí supone una anomalía democrática, por ahora solo española; unos golpistas catalanes a la espera de las mareas nacionalistas asimismo independentistas como la vasca/navarra, valenciana… que aguardan el indulto para el inicio de nueva rebelión, y una banda de filoetarras que reclaman, como no, el indulto ejemplar de sus asesinos.

Pues Antonio Machado ya lo expresó en verso lleno de pesar, “españolito que vienes al mundo te guarde Dios. Una de las dos Españas ha de helarte el corazón”.

   

         

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