Artículo que será publicado en el Diario ULTIMA HORA de
Palma, el próximo sábado día 31
LA QUIJADA DE CAIN
Julián Delgado. Escritor
El PP ya es la alternativa
sin complejos, seria y moderada que necesitaba España: el conservadurismo
liberal y aperturista europeo. Casado ya es Merkel.
¿Se podía haber llegado al mismo lugar
absteniéndose y sin necesidad de realizar un estropicio monumental en la
derecha? Seguro que
sí. Votar no a la moción de censura es considerar que el Gobierno de Sánchez, el peor y más dañino
de la democracia, no merece reproche. Porque si dice no a que Abascal sea el nuevo
presidente, por chocar con él en argumentos y estilo y, a la vez, también dice
no a que Sánchez siga siéndolo, la abstención hubiera sido la repuesta más congruente.
¿Y por qué ha votado no?
¿Por qué ha elegido a su otrora buen amigo Abascal para arremeter contra él con
saña en un empeño fratricida
y no embestir contra Sánchez? Ha confundido su verdadero enemigo. Con su
furibundo ataque a Abascal ha desgarrado la derecha en dos partes
irreconciliables, cuando es más fácil que Vox abandone su aire justiciero,
antiglobalista, conspiranoico y antieuropeo, antes que los partidos del gobierno y los que les apoyan dejen de ser un peligro
para la sociedad liberal y centrada que Casado dice defender.
El PP no puede buscar la
equidistancia entre esa izquierda y Vox. Este partido es hoy su aliado y, con
su apoyo, la única esperanza que tiene Casado de ser algún día presidente. Cargar contra sus
antiguos votantes con misiles de odio es un error de bulto. Y una injusticia. Escupir
en la cara a Abascal diciéndole que el tributo de sangre pagado por el PP con
ETA “viene a pisotearlo gente como usted”, y que “debe acreditar coraje”, a él,
a quien la banda condenó a muerte, es una infamia. Recordarle que “le hemos dado trabajo
a usted durante quince años”, cuando parte de esos años fueron de concejal en
Llodio, donde nadie se atrevía a presentarse como candidato del PP, es propio
de un cacique de los años treinta dirigiéndose a su peón.
Casado ha saltado al otro
lado del cordón sanitario y se ha unido al bombardeo frankenstein contra su hermano, blandiendo la quijada de Caín, para que la izquierda le otorgue el
carné de demócrata. Salir del Congreso a hombros de esa tribu le debería hacer
reflexionar sobre su actual éxito mediático.
No hay comentarios:
Publicar un comentario