Artículo
que será publicado por el Diario ULTIMA HORA de Palma
EL GOBIERNO ENEMIGO DEL ESTADO
JULIÁN DELGADO. Escritor
Ha quedado claro que la prohibición
al Rey de su asistencia a la entrega de despachos a los nuevos jueces, fue una
imposición del separatismo, una vendetta
de aquél discurso real de hace dos años, que hoy un ministro ha calificado de
imprudente. Para los intereses de Sánchez ha resultado una maniobra muy
provechosa. A cambio ha obtenido, no solo el apoyo en la aprobación de los
Presupuestos, sino el impulso de su proyecto de la voladura del andamiaje
constitucional y el avance hacia la República plurinacional con derecho de
autodeterminación.
Para ello no ha reparado en poner en marcha un alevoso ataque al Rey, lanzando a
sus lebreles a sueldo con cartera a ladrar a la puerta de La Zarzuela con el
objetivo de erosionar una institución democrática vital. También los azuza a
las puertas del CGPJ, para amedrentar a los jueces con objeto de que acepten transformar en
leyes, el paquete de proyectos ideológicos a imponer en el corto plazo, aunque
tengan que subvertir el principio de legalidad (indultos, modificación del CP, memoria
democrática, presos vascos, privilegios a Cataluña y el País Vasco,…). Todas
las instituciones saben que la jauría, hasta ahora ladradora, empezará a morder
a la voz de su amo para satisfacer su irrefrenable y enfermiza pasión, su
insaciable delirio de poder, de encarnar al César. Ha dejado claro quien manda.
Porque nadie debe dudar de que todos estos desafueros, aunque salgan de la
factoría mercenaria de Iván Redondo, con el aliento de Iglesias, Sánchez los hace
suyos y los dirige.
El presidente ha llegado muy lejos.
Al aceptar el marco mental del independentismo, ha abandonado a su suerte a
muchos españoles en Cataluña. Al situar al Rey en territorio facha, ha destruido uno de los
valores básicos de nuestra democracia:
su imparcialidad, ser el símbolo de la unidad y permanencia de la nación
española. Con todo ello ha provocado una crisis institucional sin precedentes y
deja la democracia española malherida.
Hoy por hoy el enemigo más
peligroso que tiene el Estado español y su Constitución es su propio Gobierno
que, formado y apoyado por partidos cuyo objetivo no es otro que su
destrucción, ha sometido a un asalto ideológico a todas sus instituciones.
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