LA
AZOTEA
EN LA NUEVA ANORMALIDAD
No
sé, pero parece que este golpe de Estado progresivo y progresista donde nos
lleva es a lugar algo parecido a Estado fallido. Bueno, la cosa puede parecer
de mención temeraria, casi de broma; sobre todo en país de peso específico,
cultural y económico, que no político, dentro de la UE. Pero miren, lo pésimo
es que se comience a hablar en esos términos en Cancillerías o círculos de
opinión internacionales cualificados. Las consecuencias, con el Covid asesino
encima, aumentaría las posibilidades de una era de pobreza y retroceso sin
igual, como quizá en cien años.
¿Pero
de verdad tenemos los tres Poderes en tumba de vaivén y traqueteo? Sí, y en
consecuencia neutralizados para ejercitar las funciones constitucionales
propias de un Estado de derecho, parlamentario, democrático y representativo.
Parece por ahí caminar el estado de la Nación en el interior de sus Órganos
esenciales, porque fuera, en las Instituciones, se arremete contra la unidad
nacional, con furia desconocida en nuestra Historia contemporánea. Ya digo, si
a eso se unen los efectos demoledores e imprevisibles de la pandemia, pues
mejor ver la TV de la Mateo.
Porque miren, un Estado con armazón jurídico es Venezuela, Corea del Norte o Cuba; claro se rigen por normas jurídicas, a la carta. Y derivan en Estados fallidos, o cercanos a ellos como Méjico. Pero el Estado de derecho es realidad muy alejada, como España, de regir en plenitud una Constitución tan hermosa, moderna y avanzada. Por eso, los que así se constituyen son minoría en la comunidad internacional. Por la separación de Poderes y su juego de contrapoderes; por el imperio de la ley y el principio de legalidad, alejando la arbitrariedad en la actuación de los poderes públicos. Por el sistema parlamentario representativo y su catálogo de libertades públicas e individuales, donde prevalece la libertad de prensa y opinión. Por tener un Estado que proporciona libertad, seguridad y progreso.
Es
que verán. El Ejecutivo, es mezcla antisistema y antidemocrática fuera de
nuestro tiempo. Es amalgama reaccionaria, modelo odioso de antipolítica que une
lo peor de un largocaballerismo resentido y de tendencias guerracivilistas, a
un comunismo zarrapastroso, violento, cavernario, faltón, letal y
revolucionario. Y lo preside un tuercebotas, encantado de haberse conocido,
soberbio, megalómano, de escasa formación y lecturas, rodeado de una legión de
ministrillos agarrados a la teta presupuestaria, en su mayor parte asombrados
de llegar tan alto sin esfuerzo ni mérito alguno. El resultado es un batiburrillo
conocido como sanchismocomunismo, tan inútil como vergonzoso en la Europa de la
luz, la razón y la libertad.
Y
este Gobierno de activistas de poco fuste y mucho peligro, están a la
demolición controlada de la Corona, de la Monarquía como forma política del
Estado; del Rey como Jefe del Estado que aun no siendo Poder, es institución
constitucionalmente dotada de funciones unificadoras de la maraña del Estado
mismo. Y cuentan con terminales radicales en sus partidos de apoyo, en
terroristas blanqueados, en independentistas y golpistas y en determinados
medios de comunicación. Pero también en la propia sede de la soberanía
nacional, llevando a cabo arremetida indigna, tan contraria a la paz social
como a la legalidad constitucional. Y no se cortan en el uso de lenguaje
prerrevolucionario, ni en sus denuestos contra la separación de poderes, el
poder judicial, oposición y cuantos osen contrariar el camino de una nueva
organización social, aprovechando el temor de una mayoría silenciosa acobardada
por la gravísima crisis sanitaria y las secuelas ya contabilizadas de
hundimiento económico.
En
esta nueva anormalidad política autoritaria, una vez asaltado y destrozado el
espíritu de la Transición y abandonado el constitucionalismo democrático, no
pueden tolerar un poder judicial tal como lo define el art. 117 de la
Constitución aun en vigor. Es decir, jueces independientes, inamovibles,
responsables y sometidos únicamente al imperio de la ley. Por eso es momento de
no demorar su asalto y ocupación, aunque sea fraudulentamente y como siempre
con la mentira como arma revolucionaria. Y ahí está la proposición de Ley
presentada a fin de modificar la LOPJ 4/2013, aunque resulte abiertamente
inconstitucional. Siempre queda el Tribunal Constitucional, donde se espera sea
neutralizado tan venezolano proyecto. Si antes no lo asaltan y ocupan para
completar un nuevo Estado jurídico acorde. Luego llegaran las libertades de
prensa y opinión y la restricción de la red.
Pero
queda Europa, como caja de resonancia, donde debe ser aireada, en su Parlamento
y opinión pública, la deriva autoritaria de España, recabando el apoyo decidido
de los demócratas. Es aquí donde deben fijar sus ojos y no en Hungría o
Polonia, antes de que sea tarde. Y desde luego, el comienzo debería ser la moción
de censura prevista en el artículo 113. Magnífica ocasión para unirse en
proyecto común demócratas y constitucionalistas. ¿O ya nadie defiende lo que
decía Ortega, de ser la democracia liberal la forma política que siempre ha
representado la más alta voluntad de convivencia?
No hay comentarios:
Publicar un comentario