Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

miércoles, 14 de octubre de 2020

LA OPINIÓN DE JAVIER PIPÓ

 

LA AZOTEA

 

EN LA NUEVA ANORMALIDAD

 

No sé, pero parece que este golpe de Estado progresivo y progresista donde nos lleva es a lugar algo parecido a Estado fallido. Bueno, la cosa puede parecer de mención temeraria, casi de broma; sobre todo en país de peso específico, cultural y económico, que no político, dentro de la UE. Pero miren, lo pésimo es que se comience a hablar en esos términos en Cancillerías o círculos de opinión internacionales cualificados. Las consecuencias, con el Covid asesino encima, aumentaría las posibilidades de una era de pobreza y retroceso sin igual, como quizá en cien años.

¿Pero de verdad tenemos los tres Poderes en tumba de vaivén y traqueteo? Sí, y en consecuencia neutralizados para ejercitar las funciones constitucionales propias de un Estado de derecho, parlamentario, democrático y representativo. Parece por ahí caminar el estado de la Nación en el interior de sus Órganos esenciales, porque fuera, en las Instituciones, se arremete contra la unidad nacional, con furia desconocida en nuestra Historia contemporánea. Ya digo, si a eso se unen los efectos demoledores e imprevisibles de la pandemia, pues mejor ver la TV de la Mateo.

 Porque miren, un Estado con armazón jurídico es Venezuela, Corea del Norte o Cuba; claro se rigen por normas jurídicas, a la carta. Y derivan en Estados fallidos, o cercanos a ellos como Méjico. Pero el Estado de derecho es realidad muy alejada, como España, de regir en plenitud una Constitución tan hermosa, moderna y avanzada. Por eso, los que así se constituyen son minoría en la comunidad internacional. Por la separación de Poderes y su juego de contrapoderes; por el imperio de la ley y el principio de legalidad, alejando la arbitrariedad en la actuación de los poderes públicos. Por el sistema parlamentario representativo y su catálogo de libertades públicas e individuales, donde prevalece la libertad de prensa y opinión. Por tener un Estado que proporciona libertad, seguridad y progreso.

Es que verán. El Ejecutivo, es mezcla antisistema y antidemocrática fuera de nuestro tiempo. Es amalgama reaccionaria, modelo odioso de antipolítica que une lo peor de un largocaballerismo resentido y de tendencias guerracivilistas, a un comunismo zarrapastroso, violento, cavernario, faltón, letal y revolucionario. Y lo preside un tuercebotas, encantado de haberse conocido, soberbio, megalómano, de escasa formación y lecturas, rodeado de una legión de ministrillos agarrados a la teta presupuestaria, en su mayor parte asombrados de llegar tan alto sin esfuerzo ni mérito alguno. El resultado es un batiburrillo conocido como sanchismocomunismo, tan inútil como vergonzoso en la Europa de la luz, la razón y la libertad.

Y este Gobierno de activistas de poco fuste y mucho peligro, están a la demolición controlada de la Corona, de la Monarquía como forma política del Estado; del Rey como Jefe del Estado que aun no siendo Poder, es institución constitucionalmente dotada de funciones unificadoras de la maraña del Estado mismo. Y cuentan con terminales radicales en sus partidos de apoyo, en terroristas blanqueados, en independentistas y golpistas y en determinados medios de comunicación. Pero también en la propia sede de la soberanía nacional, llevando a cabo arremetida indigna, tan contraria a la paz social como a la legalidad constitucional. Y no se cortan en el uso de lenguaje prerrevolucionario, ni en sus denuestos contra la separación de poderes, el poder judicial, oposición y cuantos osen contrariar el camino de una nueva organización social, aprovechando el temor de una mayoría silenciosa acobardada por la gravísima crisis sanitaria y las secuelas ya contabilizadas de hundimiento económico.

En esta nueva anormalidad política autoritaria, una vez asaltado y destrozado el espíritu de la Transición y abandonado el constitucionalismo democrático, no pueden tolerar un poder judicial tal como lo define el art. 117 de la Constitución aun en vigor. Es decir, jueces independientes, inamovibles, responsables y sometidos únicamente al imperio de la ley. Por eso es momento de no demorar su asalto y ocupación, aunque sea fraudulentamente y como siempre con la mentira como arma revolucionaria. Y ahí está la proposición de Ley presentada a fin de modificar la LOPJ 4/2013, aunque resulte abiertamente inconstitucional. Siempre queda el Tribunal Constitucional, donde se espera sea neutralizado tan venezolano proyecto. Si antes no lo asaltan y ocupan para completar un nuevo Estado jurídico acorde. Luego llegaran las libertades de prensa y opinión y la restricción de la red.

Pero queda Europa, como caja de resonancia, donde debe ser aireada, en su Parlamento y opinión pública, la deriva autoritaria de España, recabando el apoyo decidido de los demócratas. Es aquí donde deben fijar sus ojos y no en Hungría o Polonia, antes de que sea tarde. Y desde luego, el comienzo debería ser la moción de censura prevista en el artículo 113. Magnífica ocasión para unirse en proyecto común demócratas y constitucionalistas. ¿O ya nadie defiende lo que decía Ortega, de ser la democracia liberal la forma política que siempre ha representado la más alta voluntad de convivencia? 

 

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