Artículo
que será publicado por el Diario “Ultima Hora” de Palma, el próximo sábado día 4
de Abril
El ESTADO GRUYERE
Julián Delgado. Escritor
El Estado, agujerado como un
queso de gruyere a lo largo de estos cuarenta últimos años, vaciado de competencias,
de inteligencia, de músculo y de profesionalidad, fragmentado en 17 partes con
criterios, políticas y presupuestos diferentes, ha fracasado. El sistema
sanitario, nuestra perla de la corona, ha demostrado su impotencia y su
carencia de reflejos; el gobierno central ha evidenciado su falta de liderazgo
y su incompetencia; las autonomías, una vez más, su insolidaridad ante esta plaga
bíblica que nos ha caído encima. La
deslealtad de algunas de ellas no ha sido una sorpresa.
Para construir la nación de naciones, el zapaterismo cortó por aquí y
alargó por allá la piel de toro; y el sanchismo estaba dispuesto a alumbrarla
apuntillando previamente el toro del 78. Pero éste se está viniendo abajo, y no
solo por la acción de un diminuto bichito. En honor a la verdad, aunque el
ministro Illa hubiera sido un Roosevelt, hubiera estado condenado al desastre,
pues su ministerio no es más que un cascarón vacío en el Paseo del Prado, en el
que le colocaron, no por sus conocimientos en la materia o como experimentado
gestor, sino como la cuota a pagar a Iceta, que necesitaba un ministro dispuesto
a ceder ante los indepes. A este incompetente le cayó la responsabilidad de
apechar con la pandemia con solo el vacío por debajo de él. Mientras, las CCAA
contaban con staff bien entrenados en la brega del día a día. El resultado no
podía ser otro que el caos, un sálvese quien pueda de las CCAA, ante un desbordado ministerio dirigido por un pato
mareado.
Si el Estado no se dota en seguridad, educación y sanidad, de los recursos
que tienen los estados federales, no hará falta que Sánchez le dé la puntilla
en la mesa de negociación con los indepes, caerá por su propio peso. El
ministerio de sanidad debería disponer de una estructura capaz de
responsabilizarse de la planificación, información, política de compras y
dirección de las emergencias de ámbito nacional, dotándose de órganos y
medios profesionales.
No hablamos de recentralizar, lo que se ha de conseguir es dotar al Estado
de capacidad para diseñar la acción política general, asegurar su ejecución y
coordinar a las CCAA con garantía.
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