Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

lunes, 20 de abril de 2020

LA OPINIÓN DE JAVIER PIPÓ

LA AZOTEA

¿ENTONCES?

20 de Abril 2020


¿Cuándo tienen éxito los comunistas? se preguntaba el zarrapastroso vicepresidente comunista del Gobierno de España, en funciones de presidente: en momentos de crisis, se contestaba seguro de sí mismo. Y en eso está el muy perillán, a eso dedica su bien pagado tiempo, aprovechando el momento de crisis total, camino de una hecatombe social y económica. Pero no crean, enreda como el resto de los enemigos confesos y declarados del constitucionalismo vigente, del parlamentarismo representativo, de las libertades individuales y colectivas, del sistema democrático; de todos los socios del sanchismo. Pero ya ven sus apariciones en plan padre Apeles, en las televisiones de sus amigotes capitalistas, buscando las contradicciones del sistema para empujarle hasta el abismo de su destrucción; hablando de democracia que es lo que mola y no dictadura, ni siquiera del proletariado, porque eso ahora no mola. De manera que aprovechan todos los espacios sociales, institucionales o económicos para ocuparlos y controlarlos. Están en la conquista del Estado, primero la infraestructura que ya llegará el momento, si se puede, de dominar la superestructura.

¿Y el sanchismo? Pues cada vez más lejos de su origen socialdemócrata haciendo de tonto útil, de compañero de viaje del comunismo bolivariano y totalitario de Podemos. Se deshace en obsequiosas concesiones a lo que entiende como caprichos de recién llegados al oficio, a los que fácilmente reconducirán a la permanencia en el poder, pero por el poder mismo. Y eso tiene una luminosidad propia a la que el sanchismo denomina progresismo. De manera que el progresismo de latón sanchista, lejos de ser la primera bola del poder, su primera trola al llegar y el primer bulo al permanecer en él, lo quiere convertir en piedra angular de su obra de gobierno. Y claro, con o sin pandemia, sus éxitos continuados llevarán hasta el desastre final que ojalá no sea total.


Pero mientras, debemos acostumbrarnos al recorte de las libertades en una democracia disminuida y de cartón piedra. Miren, antes de la llegada del coronavirus, al sanchismocomunismo ya se le veían maneras, poco recomendables y algunas produciendo temor si no pánico; quizá tras la pandemia pueda pretender que su modo de hacer y entender la democracia adquiera pleno desarrollo y quizá vocación de permanencia y consolidación. No voy a repetir lo que estos días circula entre los opinadores más cualificados sobre los excesos de un Gobierno prepotente que ya empieza a producir preocupación en círculos europeos y en los centros económicos y financieros de occidente. Han traspasado los límites constitucionales del estado de Alarma, mantienen congelado el Parlamento y colapsado el Poder judicial, permiten la burla a la Jefatura del Estado y a la oposición que desprecian; para nada se alteran ante la cascada tercermundista e insoportable de mentiras encadenadas e impunes.

Miren, ojalá la tragedia de esta plaga bíblica dure poco y no destruya la infraestructura económica de la Nación, permitiendo una recuperación rápida y algo menos dolorosa en sus efectos para millones de familias que temen ver desaparecer el fruto de un esfuerzo colectivo e individual duro y sostenido durante los últimos decenios. Pero cuando finalice, aun perdurará el virus letal del sanchismocomunismo y no es precisamente el remedio para una recuperación fulminante y eficaz. Porque además al drama de un Gobierno felón, ineficaz y peligroso para el sistema, se unirá un nuevo apretón del independentismo catalán, cuya forma de actuar e impunidad resulta innecesario referir. Pero también espera el nacionalismo vasco, con su festín de privilegios sin fin, como la disparatada cesión de la gestión de las Entidades Gestoras de la Seguridad Social, el único Sistema que permanece como presencia del Estado en todo el territorio nacional. El nuevo Estatuto que se elabora supondrá la ausencia total del Estado – y ojalá quedara en eso - y nueva afrenta a la Nación. Y Europa a la deriva, quizá porque despertó de un sueño seguramente imposible. ¿Pues entonces? 

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