Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

domingo, 1 de diciembre de 2019

LA OPINIÓN DE JAVIER PIPÓ


LA AZOTEA

EN EL ABISMO
1 de Diciembre 2019





Ciertamente para los profesionales del comentario político o de la tertulia con intención o simplemente para los aficionados como el que esto escribe desde su Azotea, lo hemos tenido bastante fácil estos últimos años en la pretensión de lanzar opiniones entre los seguidores, que conformaran criterio o simple estado de ánimo. No ha sido tan difícil describir un deslizamiento hacia la nada. Es verdad que cierto sectarismo resulta inevitable porque la ideología de cada cual inunda la perspectiva y condiciona el criterio. Cuanto más se despega el comentarista crítico del propio límite ideológico más se sumerge en la objetividad, con el riesgo de disolución del mensaje que pretendía difundir. Informar contando lo que pasa, corresponde al periodista; opinar sobre los mismos hechos es tarea del crítico de la realidad social.

Y realizo estas y las siguientes consideraciones tan personales y discutibles como la realidad sobre la que opino. Pero provienen de la experiencia para mi algo extensa, tras atreverme a plasmar en casi cuatrocientos artículos mi visión de la España que desde 2012 ha circulado ante los ojos de un servidor público con cuarenta años de profesión y percepciones muy diversas, pero siempre moldeadoras e intensas al calor, a veces abrasador de las calderas del poder. Estos ocho años de Opinión comienzan desde la experiencia deformadora de la Junta de Andalucía – ahí tienen como va quedando el reproche penal - que sin duda condiciona el pensamiento de quien incluso desde la buena fe es amante de la ley, la justicia, el derecho, la igualdad, la libertad y la democracia. De manera que tras un condicionante de tal magnitud que imprime carácter, resulta exigible mantener la observación del devenir político sin descanso y el ánimo alejado del optimismo, para evitar caer y permanecer en supremo acto de estupidez.

Miren, difícil veo remontar el profundo y peligrosísimo abismo en que quedó precipitado el optimista régimen del 78, con su hermosa Constitución y los deseos, parece que provisionales, de paz, concordia, entendimiento y perdón. Y desde luego la imposible consolidación de un sistema democrático que de no ser cultivado y defendido a diario por los amantes de la libertad, es minado y destruido por sus enemigos, mucho más numerosos, descarados, violentos, audaces y eficaces que aquéllos. Sabemos como la demolición comenzó con las reiteradas felonías de Zapa, pero desde la llegada al poder del perverso sanchismo se consolida con adornos de burla, engaño, y pura apariencia, un autoritarismo inducido que, de no ser cortado en seco, hará desaparecer la Nación española. Quedarán eso sí, los restos, y a todos llegará el desamparo del atraso y las lágrimas del arrepentimiento. Es el castigo de la Historia cuando una y otra vez se recibe el azote en pueblos que parecen no haber encontrado su destino o han perdido para siempre el rumbo hacia algún lugar.  
El sanchismo no solo resulta incompatible con la verdad sino con la decencia publica para encabezar la gobernación de una Nación europea hace tiempo moderna, avanzada, con amplia clase media conformada durante el franquismo y base cultural, económica, científica y tecnológica, en cierto modo envidiable en la mayor parte del mundo. El sanchismo aliado al comunismo totalitario, antisistema, bolivariano, empobrecedor y liberticida - como no ocurre en ninguna otra democracia occidental, para nuestra vergüenza - se perfeccionará en su recorrido hacia el arrasamiento de la Nación, cuando busque el apoyo de golpistas, independentistas, filoetarras y nazisabinianos reconvertidos en burgueses desnortados; toda la morralla y excrecencia del sistema con mucho tonto útil o meras comparsas. Toda esta banda queda estupidamente adjetivada como progresista, en mamarrachada conceptual que paraliza las conciencias más débiles e ignorantes.

Si consiguen converger, y todo parece puede resultar inevitable, saben como la permanencia en el poder la logran mediante el progresivo desmonte de las instituciones del sistema, empezando por el Tribunal Constitucional y siguiendo por aquellas instancias del Poder judicial entorpecedoras de la consecución de los fines propuestos. Y seguirá una modificación tan sustancial como necesaria para mantener un formalismo jurídico, sacudiendo el ordenamiento hasta el alejamiento de lo que se conoce como Estado de derecho. A poco tardar entrará en funcionamiento la sovietizada “justicia restaurativa”, seguido del empeño en acallar a Vox hasta su ilegalización, alegando luchar contra el franquismo, mientras se blanquea a los filoetarras de Bildu. Y se presionará a las voces críticas del pensamiento, la literatura, el periodismo o el liderazgo social; asistiendo al desprestigio sistemático de la oposición hasta el aislamiento y la insignificancia. Y se modificará provisionalmente la Constitución, inicialmente en las partes posibles, pero haciéndola inservible para el funcionamiento democrático, hasta su sustitución en la pretendida Republica que vertebre la Nación de naciones. Y como la figura del Rey, mando Supremo de las Fuerzas Armadas - que tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defendiendo la integridad territorial y su ordenamiento constitucional- puede resultar un obstáculo, se le va neutralizando hasta la modificación de la forma política del Estado que según el artículo 1.3 es la monarquia parlamentaria.

Todo un programa de revolución por tiempos y seguramente sin armas que dará, si pueden, la vuelta al sistema hasta hacerlo irreconocible. Hoy cedo la Seguridad Social a los sabinianos del PNV- en mis tiempos asistí físicamente a intento sobre lo mismo, aunque con Estado más fuerte- que ya preparan su nuevo Estatuto golpista. O reconozco el conflicto político de Cataluña. O coqueteo con ERC, porque son la otra izquierda histórica es decir la misma y criminal historia. Es, la nueva caída en el abismo.





    


No hay comentarios:

Publicar un comentario