LA
AZOTEA
A PUNTO DE LLEGAR
28 de Diciembre 2019
Pues
inevitablemete 2019 finaliza, y con él las dos primeras décadas de este siglo
XXI sin que la Nación española haya podido fenecer todavía, a manos del peor deshecho
político de su atormentada Historia. Ahí tienen a ese personaje político retorcido
y abyecto que asaltó la Presidencia de Gobierno, ya ven de forma lícita, aupado
por un gentío al que gustan las emociones fuertes y morbosas, movidos no por la
razón sino por el instinto, el resentimiento, la envidia y la ignorancia. Eso
sí, ya consolidó un tándem tenebroso de autoritarismo, con vocación dictatorial
encubierta, al quedar unido al comunismo arrasador de la democracia, la
libertad y el mínimo respeto a los derechos humanos. Y los independentistas
catalanes y vascos, apoyados por grupos cada vez más numerosos que extienden su
influencia por tierras baleares, valencianas y gallegas, constituyendo mareas
oportunistas, sobre plataformas bien articuladas e inevitables de aquel populismo
comunista, siempre omnipresente. Unos y otros sostienen gobiernos
incondicionales, aprovechando la comprensión y la cobertura siniestra del
sanchismocomunismo y en consecuencia la extrema debilidad del Estado, pretendiendo
dar el empujón definitivo al proyecto Soros de la Europa hundida o cuando
menos, insignificante.
Pero
del siglo solo han transcurrido dos decenios, y sería ingenuo concluir que el
proyecto del populismo autoritario y reaccionario que se gesta, no pudiera
convertirse en penosa realidad en tiempo cercano de la mano del felón monclovita
- en funciones de sí mismo – y de su tan peligroso como camaleónico socio
preferente. Y quizá nadie deba esperar un cambio revolucionario de las
instituciones y ni siquiera de las esenciales reglas de juego. Europa en
decadencia, pero aún con el aliento de quien ha sabido construir los más bellos
episodios de pensamiento, razón y libertad, estará vigilante y temerosa a que
el infecto nacionalismo que socaba España pueda prender la mecha en el
Continente entero.
Y ya digo, Iglesias
en sus pocas luces de intelectual gramsciano, pero que aporta algo de teoría
política al secano del pensamiento sanchista, sabrá graduar los estadios
necesarios para modificar el sistema y ser la primicia vanguardista en su lucha
cultural en el Sur, contra el fascismo que dicen comienza a azotar el paraíso
europeo. Y parten de que la sociedad permanece moldeada por un franquismo
pegadizo que, a pesar de haber fenecido por el transcurso de ochenta años, años
de crecimiento económico gigantesco, aún configura la vida política, económica
y cultural de los españoles. Ya ven la mamarrachada, pero está resultando eficaz
y sobre todo instrumento útil en la programación del cambio estructural que se
pretende iniciar.
No
cabe duda y ya apenas lo disimulan, el gran obstáculo para el cambio es la
Constitución de 1978, tachada de franquista y contrarevolucionaria,
favorecedora de un neoliberalismo prevalente, cobijo del capitalismo más
reaccionario y contrario a los intereses de la mayoría. Y dentro de la Constitución,
la Monarquía impuesta por el franquismo, que supo integrar el eurocomunismo de
Carrillo, la IU de Anguita o la socialdemocracia de González con los restos de reformistas,
procedentes del Régimen, en un proyecto común. Y esa Monarquía integradora
plasmada en el Texto constitucional, se prolonga en exceso sucediéndose así
misma con Felipe VI, como enemigo primero a aislar, para luego desacreditar y
terminar por anular, a la espera de su propio hundimiento como nos enseña la
Historia. Debe quedar expedita la vía hacia la instauración de la III
República, en este caso no burguesa, sino popular en la que quepan todos y todas.
Y
un sistema autoritario, y si puede, totalitario, no se consigue con un Tribunal
Constitucional cuyos miembros sean independientes e inamovibles en el ejercicio
de su mandato. En consecuencia, en menos de una Legislatura será sustituida la Presidencia
y los miembros vacantes, por progresistas capaces de comprender e
impulsar el cambio. Y que decir del CGPJ y su decisiva intervención en la
composición del Poder judicial, promocionando jueces y magistrados sensibles a
la toga manchada con el polvo del camino, que no obstaculicen una
justicia popular y de reconstrucción de valores. Pero su remate vendrá con la justicia
restaurativa y el reproche penal, con privación de libertad incluida, a
quien ose referir del franquismo el mínimo elogio por muy objetivo que pudiera
resultar.
El
resto, por si lo anterior resultase poco, requiere esfuerzo decisivo de
dirigismo informativo y cultural, empezando por los medios públicos, hasta
conseguir una opinión publica favorable y si puede ser entusiasta de las
decisiones del poder que deberá ser visto como cercano. La RTVE ya comenzó el
rodaje con gran éxito y no se deberá permitir unos medios privados contrarios a
la doctrina oficial y para ello, la mentira, la descalificación, la
obstaculización y desde luego la legislación adecuada impedirá la crítica, ya
de por sí difícil cuando el ordenamiento jurídico – que sufrirá una sustancial
modificación- reconduzca a su carril a quienes se crean poseedores de una
verdad distinta.
La
sociedad y sus cuerpos intermedios; la educación como seguridad de un cambio a
futuro; los agentes sociales, unos como activistas a lo que jamás renunciaron y
otros por conveniencia en la supervivencia. Pero también las Universidades o
los intelectuales orgánicos, porque los independientes o callan o emigran. La Iglesia,
ya incapaz de contener el desmoronamiento religioso y de principios de ética y
de moral, aunque sea social y mas empeñada en labores de ONG Y en general, el resto
del entramado institucional deberá acomodarse poco a poco ante un Estado
poderoso y con medios para doblegar voluntades opuestas a la Verdad Única que
comienza a renacer. ¿Y la democracia, la libertad y el Estado de derecho? Ya
veremos. Ahora toca otra cosa, pero si puede, Feliz Año.
Sinistra Delenda Est.
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