Artículo que será publicado en el
Diario Ultima Hora de Palma el próximo sábado día 30
Robin Hood
Julián Delgado. Escritor
La
gran diferencia entre la sentencia del caso Gúrtel y la de los ERES es que en
aquélla la Justicia le puso en bandeja al PSOE la moción de censura y, en esta,
ha esperado un año para no perjudicarlo. La acorazada mediática de la izquierda
ha convertido el caso más grave de corrupción política de la democracia en una
bagatela del pasado. Su periódico de cabecera ya editorializó afirmando que los
ERES eran un sistema heterodoxo de
agilización de pagos. Y como soportar a los interventores es una lata,
Ábalos y sus palmeros llegan a la desfachatez
de contarle al personal que el PP cuando roba, roba de verdad, como la
española cuando besa, y que, cuando
lo hace el PSOE, se replica la figura de
Robin Hood, el bandido que asaltaba en los caminos a los ricos para dárselo a
los pobres. Pero el bandido justiciero redistribuidor de la riqueza no es más
que una leyenda, un cuento para niños, y ese señor con cara avinagrada nos toma
por tales, o como adultos memos, y nos suelta el mantra de no se han metido un duro en el bolsillo. No tengo aquí espacio suficiente
para relacionar los beneficios personales obtenidos por la cuerda de presos de
la Junta, que van desde la garantía de sus opíparos sueldos al coche oficial
con conductor y escolta y colocar a
familiares y amigos.
Esta
asimetría moral no es solo hegemonía cultural, es una especial manera de
concebir el poder. Berdiaeff sentenció que todo poder lleva en sí un veneno, y
en el caso de la izquierda española esa ponzoña consiste en concebir el poder
como algo que va más allá de dirigir la acción del Gobierno. Se trata de
ejercer un control total sobre la sociedad utilizando todos los mecanismos capaces
de penetrar en las conciencias y en la inteligencia de las personas de forma
totalizadora: la educación, la cultura, el deporte, la propaganda, la moral en
forma de religión laica, … Utilizar todos los mecanismos de influencia en la
sociedad como instrumentos de adoctrinamiento con objeto de conseguir de los
individuos la adhesión total. El Estado se presenta arrogante, como un todo,
ignora el derecho de los que se salen de su diseño de buen ciudadano. Pone en
peligro la individualidad. Algo así como la tiranía en la sociedad blanda.
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