La AZOTEA
CONSTITUCIÓN O REVOLUCIÓN
27 de febrero 2019
Andalucía
parece estrena nueva época sin saber en qué pueda consistir el estreno, quienes
seamos espectadores, ni, si en efecto la época será auténticamente nueva o
habrá cosas que cambien para que todo siga casi igual. Es decir, el cambio/salto,
desde el régimen casi cuarentón, socialperonista con rayajos priistas,
esencialmente populista como poco honesto y eficiente, a constituirse en Comunidad
Autónoma dentro de la Constitución y el Estatuto, homologable a cualquiera de
las regiones europeas del derecho constitucional comparado.
Pues
ya veremos porque por ahora solo veo barullo. Sí ya sé, llevan poco tiempo y la
situación es muy complicada. Ya digo, descoser la malla tupida y espesa de la
corrupción y de intereses entrecruzados, pegados a los entresijos del sistema
económico y social, no es cosa de una Legislatura sino quizá de una generación;
las huellas del franquismo- aún siendo de igual duración- han sido más
superficiales porque su contrato social era mucho más simple: desarrollo
económico sin libertad política personal o colectiva. Desde luego, el cambio
será posible y no aparente, siempre se llegue a descubrir y conocer la
estructura de los puntos esenciales que impulsen la definitiva y permanente
transformación; y no son pocos. Desde la ideología a la educación, desde la
organización administrativa a los medios de comunicación, desde la concepción
del poder a las claras y firmes ideas de lo que resulta prioritario modificar
para hacer posible un impulso definitivo al progreso económico y el bienestar
social. Y sin desmayos, titubeos, fantasías ni cambalaches.
Pero
miren, es que los socios son muy dispares. ¿Quién conoce la última intención de
C`s? Pues ojalá pudiéramos, porque no parece terminen de convencerse de que una
cosa es la socialdemocracia europea, incluso la surgida en Suresnes y otra el
sanchismo marxista; y eso suponiendo que Sancheiglesias lo sea, aunque como tal
se comporte, que al fin es lo mismo y lo que importa; partimos desde su
carencia total de ideología, salvo que por tal se acepte el oportunismo. Porque
sin duda, desde el liberalismo el pacto y el avance con la socialdemocracia es
posible, incluso deseable cuando el éxito ha sido arrollador en la Europa
democrática y de progreso. En bipartidismo y en alianza; creando riqueza y
sabiendo repartirla desde los principios de la justicia social, la igualdad
esencial y la libertad. ¿Es acaso así el sanchismo? Para nada porque esta
desgraciada continuidad del zapaterismo es autoritaria en su respeto al
ciudadano y la Constitución, soberbia en su forma de gobernar, ahistórica en la
escasa sensibilidad intelectual que manifiesta, zafia en las formas, peligrosa
y explosiva en su fondo. Un ciclón arrollador e idiotizante que pretende
cambiar no solo el modelo económico sino las costumbres, tradiciones y
creencias del gentío que lo impulsa y del resto que solo lo soporta y padece. Y
no toca hablar de su firme alianza con golpistas catalanes, terroristas en paro
y zarrapastrosos comunistas bolivarianos; todos ellos antisistema,
anticonstitucionalistas y totalitarios liberticidas. De manera que la
vinculación del inestable Rivera con estos detritus del sistema resulta
impensable e imposible hasta la desaparición de Sanchez y más importante, del
sanchismo. Pero claro, la tensión con sus socios de Gobierno o parlamentarios,
populares o de Vox, pues un poema. Los unos con mala conciencia arrastrada,
aunque reconvertidos al sentido político tras el sueño tóxico de la pareja
Soraya/Rajoy; los de Vox porque cuajó la especie canalla de su fascismo
anticonstitucionalista, cuando aún no tuvieron ni ocasión de pronunciarse y
mucho menos de tocar un expediente. Pero ahí está el fenómeno mediático más
interesante de los últimos cuarenta años: ser acusados de enemigos de la
democracia por quien debieran haber sido excluidos hace tiempo de ella por su
especialidad en destruirla de golpe o poco a poco a través del agitprop la
delación, la mentira y la manipulación. De manera que esta falta de sintonía
creciente y estéril, puede convertirse en explosiva. Y ello a pesar de la
voluntad fuera de duda de Casado y la bondad algo pachorruda de Juan M. Moreno.
Anunciaron alguna medida de cierto color. Pero
miren, una Administración de treinta y cinco mil millones de euros de
Presupuesto, cerca de doscientos mil empleados e intervencionista desde antes
de nacer a después de morir, necesita un Cuerpo Superior de Intervención
sólido, con autonomía e independencia en el ámbito de la legalidad económica
financiera y de control presupuestario y contable; y un Cuerpo Superior de
Inspección General transversal, autónomo, con amplios poderes de propuesta, en
dependencia directa de Presidencia, para actuar en todo el territorio, actuando
en el ámbito de legalidad general; y una Cámara de Cuentas libre de políticos,
solo en manos de expertos, en dependencia del Tribunal de Cuentas; y un Consejo
Consultivo libre de cantamañanas y conducido por juristas prestigiosos e
independientes; y hacer desaparecer el cargo político hasta el nivel de
viceconsejero, con delegados provinciales provenientes de Cuerpos Superiores de
la Administración. Y la TV autonómica, como tv3 pero más divertida; y las
Universidades, sin control y convertidas en corrupción sistémica; o la
politización de la escuela o la sanidad y los cuerpos sociales intermedios,
asociaciones y observatorios tan inútiles como generosamente subvencionados. Y
para qué seguir. Un trabajo inmenso para desmontar la mayor bolsa de fraude y
pillaje de Europa, la que se juzga y la que pasó a la impunidad, camino de la
Historia. Pues solo la unión de los constitucionalistas hará posible el
mantenimiento de la Constitución. O Constitución o revolución. Pues eso.
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