ARTÍCULO QUE SERÁ PUBLICADO POR EL DIARIO”ULTIMA HORA DE
MALLORCA” EL DÍA 2 DE DICIEMBRE 2017
¿APACIGUAMIENTO?
Julián
Delgado. Escritor
De haberse producido en cualquier otro
país democrático una insurrección semejante a la que se ha dado en Cataluña,
los principales implicados estarían encarcelados sin posibilidad de presentarse
a nuevas elecciones y la autonomía estaría suspendida. Una vez sofocado el
golpe de Estado, se estarían preparando las leyes y otras medidas que
impidieran la repetición de tamaña fechoría.
No es este nuestro caso. Y no es que
la Constitución se haya quedado vieja, que en algunas cuestiones puede que sí,
sino que las diferentes generaciones de políticos le han ido produciendo
descosidos para poder introducir sus intereses partidistas por esas rendijas, a
veces boquetes, que la han dejado en esta situación.
El Estado ha sido vampirizado por unas
Autonomías insaciables, y en ocasiones desleales, que, junto con la
irresponsabilidad de los sucesivos gobiernos, lo han dejado en los mismos
huesos. Así, en Cataluña, el Estado
lleva lustros dejándose girones físicos y jurídicos, de tal manera que, cuando
se produjo el atentado yihadista en las Ramblas barcelonesas, nos dimos cuenta
de que allí no existía. La policía, la comunicación, la autoridad y la
supremacía representativa residían en la Generalitat y, frente a ese aparato,
el Gobierno de la Nación estaba representado por un gris delegado de perfil
mínimo. Rajoy, dentro de esa exhibición de poder, figuraba como personaje invitado.
Parece que lo lógico sería modificar
la Constitución en lo que sea justo y necesario y, además, corregir ese grave
déficit de Estado, que es lo que demandan la mayoría de españoles: impedir que
la educación siga instigando el secesionismo y el odio a España; que la
seguridad no quede en manos de quien podría volver sus armas contra el Estado;
que TV3 y otros medios públicos dejen de estar en manos del talibanismo
soberanista.
Pero la actuación de los partidos, que
con frecuencia han cambiado la persecución del interés general por los propios
de cada uno de ellos, hace temer que el derrotero que tome esa modificación
constitucional sea el contrario al que demandan los ciudadanos: la política de
apaciguamiento, ceder lo que sea para que el tinglado dure unos años más,
buscar la aquiescencia de los rebeldes. El abismo.
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