Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

jueves, 20 de abril de 2017

La Opinión de Julián Delgado

Artículo que será publicado el próximo día 22 en el Diario “Ultima Hora” de Mallorca

FINAL DE TRAYECTO
Julián Delgado. Escritor          

      En Los monederos falsos, Andre Gide hace decir a Hildebrando que los actos más decisivos de nuestra vida son, la mayoría de las veces, actos imprudentes. Audibert, su interlocutor, le responde: Es un tren al cual sube uno sin pensarlo y sin haberse preguntado adónde lleva. E incluso casi nunca se comprende que el tren le conduzca a uno hasta que ya es demasiado tarde para apearse de él.  
     Bien podría repetirse hoy esta conversación entre líderes del Procés, porque, después de haber pasado treinta años construyendo país y cinco alimentando el ego nacional, removiendo subconscientes con falsos mitos, impostados héroes, hechos gloriosos imaginarios, convocándolos a festivas demostraciones catárticas plenas de frenesí patriótico y reforzando su narcisismo ¿cómo van a decirles a sus enfervorecidas huestes que se bajen del tren? Ni siquiera les valdría aducir que el resultado de los sondeos muestra  que  la gran mayoría de catalanes son partidarios de seguir siendo españoles con un mayor autogobierno. O que sólo es una pequeña minoría la que quiere una desconexión unilateral o un referéndum sin pactar. O que el porcentaje de los que optan por la independencia lleva tiempo descendiendo.
      Cuando ven aproximarse el muro de la ley, cunde el desconcierto entre los viajeros,  preguntan alarmados al maquinista qué maniobra va a realizar para evitarlo o si posee la madre de todas las bombas para derribarlo. A éste le contrataron para que se estrellara y lo tiene asumido, los carboneros antisistema, presos del nihilismo de su ADN, no dejan de alimentar la caldera, un porcentaje de iluminados cautivados por el mito nacionalista, con los que cualquier debate es estéril, también están dispuestos a la inmolación. Pero el resto, la gran mayoría de catalanes, además de afirmar su identidad local, siempre han integrado valores universales, los valores de la ilustración, el entendimiento, la armonía, el progreso.
       A la vista de esas encuestas, bien estaría que el Gobierno añadiera a la razón de la ley una oferta política a la Generalitat para empezar a negociar una solución constitucional. Así, cuando el tren se estrelle, no será solo contra la ley, también lo hará contra la oferta de diálogo y la razón.    


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