Artículo que será
publicado por el Diario “Última Hora” de Mallorca, pasado mañana sábado día 16
de Julio
El socialismo menguante
Julián Delgado. Escritor
Los valores y
fundamentos de la socialdemocracia se han asentado en las sociedades modernas
como su razón de ser; pero, por su propio éxito, han dejado de ser la opción
política de un solo partido. Hoy en día, el estado del bienestar y la justicia
social, su esencia, los defienden todos los partidos democráticos; los han hecho
suyos al asumir límites a la intervención estatal en la economía. Ha sido el
resultado de la síntesis de las ideologías dominantes: el socialismo y el
liberalismo; la libertad y la igualdad. Unos pueden llamarlo liberalismo de
izquierdas; otros, socialismo de derechas. En España, el estado del bienestar lo
inició Franco, lo consolidó González, Aznar lo mejoró, ZP lo hundió y Rajoy lo mantiene
a costa de endeudarnos.
Ante esta situación de
pérdida de identidad, los partidos socialdemócratas
europeos se intentaron reubicar; de ahí surgió la Tercera Vía de Tony Blair y Gerhard
Schröder, que consistía en desplazarse hacia el centro con la pretensión de
renovar la socialdemocracia y superar el neoliberalismo ante los profundos
cambios sociales y económicos que se estaban produciendo. No funcionó. En algunos
países, como en Grecia, la socialdemocracia ha desaparecido, y, en otros,
padece una grave crisis.
Zapatero se apuntó a
esta Tercera Vía al tiempo que buscaba las nuevas señas de identidad del PSOE en
el izquierdismo más rancio y radical. Quiso corregir la historia poniendo en
marcha la ruptura que la Transición desechó, exhibió las raíces socialistas de
la guerra civil, el revanchismo, el laicismo militante, el antiamericanismo
rampante. Al fracasar su política económica, dejó en herencia al PSOE el
desconcierto y un movimiento social de rechazo que, convertido en partido, no
sólo le disputa el espacio político de la izquierda radical, sino que, por
vacío, también el centro izquierda. Sánchez, además, ha legitimado esos
movimientos populistas pactando con ellos en CCAA y ayuntamientos e intentando ser presidente con su apoyo.
Así pues, tienen razón
los dirigentes socialistas que han optado por no investir a Rajoy porque el PP es nuestro antagonista. Y tanto. Pero
el día que recuperen el espacio de centroizquierda se darán cuenta de lo mucho
que se parecen.
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