La Azotea
CONSIDERANDO EL 26 J (I)
19 de Junio 2016
Pues a mí sí me preocupa la ola de anticristianismo, más
específicamente católico, que se va consolidando en España. Lo han avisado o
mejor han amenazado que volverán a la angustia de la violencia quemacuras de
los años treinta del pasado siglo. Y me repugna como europeo el retroceso
secular de la Historia de España. Y ojo porque de forma progresiva lo van
cumpliendo, sistemáticamente, ante la pasividad del Estado que prefiere limpiar
su débil y desdibujada conciencia amparando gays, musulmanes o víctimas de la
violencia doméstica que entrar a la represión gubernativa o judicial en sector
donde predomina el pensamiento totalitario de comunistas, antisistemas o
simplemente del populismo autoritario que empieza a modificar la estructura del
sistema.
Y por supuesto que todas las religiones, creencias o
tendencias sexuales deben ser respetadas y amparadas por la violencia
protectora del Estado de derecho, el único de debe poseer el monopolio de
aquella, faltaba más. Pero protección para todos de forma radical e
igualitaria, sin que pueda tolerarse la vuelta a la catástrofe histórica de la
persecución religiosa. Pero soy consciente que el progresismo totalitario
siente fascinación por el islamismo, ignorando incomprensible y vergonzosamente
sus aspectos y efectos más espantosos y repugnantes, por ejemplo, con respecto
al papel de la mujer y su sometimiento al machismo violento y mutilador o el
control asfixiante al que somete a la sociedad que domina. Solo les interesa su
capacidad de destrucción de la sociedad occidental y su lucha contra el odiado
papel de USA a favor de la libertad de los pueblos y que ellos denominan
imperialismo o simplemente capitalismo.
De manera que el panorama que contemplamos atónitos ante
nuestros ojos, a pocos días de unas elecciones cansinas e inútiles, no puede
ser de peor pronóstico. Y no porque en un sistema democrático la celebración de
elecciones sea cuestión baladí o de trámite. En absoluto, porque si bien en
democracia las elecciones constituyen condición necesaria para su consideración
como tal, no es desde luego elemento suficiente. Para nada la celebración de
elecciones define por sí mismo un sistema como democrático. La democracia es
sistema complejo de sociedad desarrollada, culta, amante de la libertad
individual y colectiva; donde rige la libertad de pensamiento y su difusión; de
creencias y su práctica; de respeto a la minoría y a las mayorías; de
separación y contrapeso de poderes; de justicia independiente; de imperio de la
ley, donde se cumple y se exige su cumplimiento a rajatabla; donde se respetan
las instituciones y el conjunto de valores y principios que definen una
sociedad como avanzada y anclada en su civilización. Pobre democracia que
pretende encarcelar un cardenal católico – hombre de paz y no Otegui- porque
vierte opiniones compartibles o no, pero encaminadas a su función
evangelizadora y sin embrago considere compatible con la libertad de expresión
representar en acto lésbico dos vígenes del credo más arraigado del
catolicismo. Que caos de Estado y de Derecho.
Pero esta desgraciada Nación vuelve una y otra vez a divisar
sus duendes fantasmales en un círculo histórico que parece imposible de cortar.
Es el cristianismo; es la bandera; es el territorio; es la corrupción; es el
resentimiento, el odio y la envidia. De manera que en pocos días las elecciones
sin salida. Y continuará luego la división territorial sin solución y la
bandera o el ejército, la Constitución o la persecución religiosa o todo a la
vez. Y los Pujol sueltos y el populismo peronista o comunista, en campaña
permanente. Y el Estado, cada vez más grande y más pobre; a nosotros, simplemente
nos crece la indignación y desde luego la desesperanza.
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