Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

lunes, 6 de junio de 2016

La Opinión de Javier Pipó.

La Azotea


LA ILUSIÓN Y EL ENGAÑO
7 de Junio 2016



   Pues naturalmente que existe preocupación en el ámbito de la UE ante la situación que puede sobrevenir en España. Preocupación que se une a la propia, por la más que posible salida de Gran Bretaña y por el asalto a las fronteras de inmigrantes y refugiados huyendo de las tragedias del hambre o de la guerra de los totalitarismos, religiosos o no. Y ya ven, los que huyen solamente exigen amparo en el paraíso occidental del desarrollo, el bienestar y los superderechos sin deberes.

   Pero ya ven, un sistema tan imperfecto como escaso por no decir único, que sin embargo permite avanzar en el progreso humano sin soslayar la libertad y la igualdad. Sí, la igualdad con libertad. La libertad que según Hegel y los pensadores liberales consideraban en su desarrollo por etapas como tema fundamental de la Historia. Y con la igualdad ante la ley, no la igualdad por ley. Pero estos populistas de cloaca quieren acabar con el sistema y su libertad, como sea, aunque fuere con la igualdad aplastante de la escasez y la pobreza. Aunque sea con la libertad ¿Libertad para qué? Pero entrando con fingimiento y embaucando el pensamiento débil de los pusilánimes. Y por ahora apelando a la fuerza de la razón, en un espectáculo mediático de simulación y hegemonía nunca vivido. Pero veremos cuando tengan la fuerza del poder para imponer su razón. Entonces comenzará el desfile de plañideras, lamentando la decisión o lamiéndose la herida. O radicalizando la posición; primero, alegando la herencia como pesada losa que impide el cambio; luego buscando culpables dentro y fuera, sean gringos o podencos, instituidos en la UE o incrustados en su burocracia, los ricos insaciables o la Cía criminal y señalarán con la delación a los contrarrevolucionarios de la nueva situación. Apuntando en cualquier dirección menos en la propia. Pero mientras la Nación empezará a drenar odio, resentimiento y vuelta atrás. Es nuestro infernal círculo cerrado de una historia cansina que se hereda a sí misma.

   Pues naturalmente que también existe preocupación en la media España del silencio, en aquella parte de una sociedad que trabaja y vive y piensa en lo recibido de sus antepasados y quiere traspasar a las siguientes generaciones, acrecentado por el patrimonio del esfuerzo. Y tiene respeto a sus creencias cristianas, a su modelo de sociedad, a sus gobernantes honestos, a sus valores de convivencia. Tanto como temor al incumplimiento de la ley o a una Justicia injusta por su lentitud o politización. Y desea un desarrollo del bienestar sostenido en el tiempo, con reparto justo de lo acumulado a través de un sistema tributario progresivo y eficaz que impida la burla de sectores privilegiados, sancionando con firmeza y decisión a quien ignora sus preceptos. Y se escandaliza al sentir el fracaso de un Estado de las autonomías ineficaz, contrario a la igualdad de derechos en sus infinitos y voraces territorios y cada vez aprecia más lejana la solución a tanto desafuero. Y teme como nunca la rebelión chulesca e impune de catalanes y vascos que con su sedición traidora lograrán descomponer una Nación forjada en el esfuerzo de la Historia. Y para que hablar del sistema educativo que no ha conocido más norte que la pedagogía sectaria, paganizante e ineficaz, en términos comparativos internacionales, que la otra orilla. O el miedo a una descomposición del sistema de previsión social, con una seguridad social en el abismo de la bancarrota, ante un Estado que no podrá suplir con impuestos la mengua veloz de sus ingresos. Y naturalmente siente pánico y desconsuelo al percibir cercana una corrupción pegajosa y repugnante que invade la dignidad de tanto político e inutiliza tantas instituciones. Y siente asco al comprobar que quien debería pedir perdón y retirarse para siempre de la vida pública, saca pecho queriéndonos convencer de que si no se demuestra robo, no hay corrupción, en un reduccionismo vergonzoso del funcionamiento democrático de las instituciones, del Estado de derecho y el imperio de la Ley.

   Y ahora, de nuevo a votar con el temor a un avance imparable de las fuerzas antidemocráticas y liberticidas que ya se acercan a la mitad del electorado, apoyadas por un puñado de políticos ambiciosos, aventureros, que desconocen la Historia pero no el poder como instrumento de dominación y sometimiento de la mayoría. O como dijo Vargas Llosa, para organizar la memoria colectiva, trocar la historia en instrumento de gobierno encargado de legitimar a quienes mandan y proporcionar coartadas para sus fechorías. Es la tentación congénita de estos amantes del poder. Y de unos medios de comunicación serviles pero no extraños a la conquista del Estado por aquellos que necesitan su neutralización hasta la consecución de un Estado nuevo, no precisamente para hacer de la libertad de pensamiento y su difusión la piedra angular del sistema democrático.  

   De manera que de un voto sensato y de un ataque de lucidez de las fuerzas constitucionalistas del centro derecha y centro izquierda, quizá pueda derivarse la salvación del Estado y de la libertad. Nada bueno puede derivar del fascicomunismo de Podemos y muy poco del falso y desubicado socialismo democrático del pobre Zapasanchez. Aunque siempre cabe esperar – como dijo Burke- que el pueblo nunca renuncie a sus libertades si no es por el engaño de una ilusión. Pues ahí tiene la ilusión y el engaño.      



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