Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

miércoles, 15 de junio de 2016

La Opinión de Javier Pipó.


La Azotea 

LA REBELIÓN DE LOS GORRIONES

15 de Junio de 2016



   A diez días del nuevo asalto en este combate interminable, siento el vértigo insuperable de caer en un abismo insalvable que en pocas horas puede instalarme en un mundo desconocido y seguramente indeseable para mi generación. Es el mundo de la aventura política de una sociedad empeñada en desconocer como ha transcurrido el último medio siglo de su historia y con prisa destructora pretende borrar el esfuerzo, el sacrificio, la inteligencia colectiva y la acumulación de un patrimonio inmenso e impagable; patrimonio de paz, entendimiento y bienestar progresivo heredado de quienes nos precedieron. Conozco demasiados a quienes solo interesa arremeter contra lo constituido, al considerar que el cambio por sí mismo es positivo o suficiente, subidos en una ola de relativismo y destrucción de valores y principios capaz de anular estructuras sociales consolidadas que parecían capaces de resistir lo mismo el paso del tiempo que la sangría de lanceadores vocacionales.

   Contemplando el debate a cuatro que nos ofrecieron por televisión la pasada noche actores de desigual adiestramiento y penosa profesionalidad, en espectáculo mediático de insuperable vaciedad, recordaba el término resentimiento usado por Nietzche y adaptado por Max Scheler hace mucho a la sociología; sí, ese complejo sentimiento que engloba odio, hostilidad e impotencia para expresarse en contra de la persona, grupo o estrato - casta, diría el peligrosísimo Pablete- que lo suscita. Y traía a la memoria la doble función del mito que adorna tantas teorías políticas; mito que sitúa la fuente de frustraciones en la estructura social vigente y describe otra en la que supone no habrá lugar a tal dislocación de individuos y grupos meritorios. Y me llevaba a pensar que se distribuyen demasiados pasaportes para la acción, para una reacción adaptativa que nos puede trasladar del resentimiento a la rebelión. Y siendo verdad que el resentimiento no implica verdadero cambio de valores, en la rebelión se desprecian los vigentes antes estimados; así, mientras en aquél se condena lo que se anhela en secreto, en la rebelión se condena el anhelo mismo. Y especulaba- mientras los escuchaba- cuanto de socialmente peligroso tiene que la rebelión organizada pueda aprovechar un vasto depósito de resentidos a medida que se agudizan las dislocaciones sociales. Porque el paso de la acción política a la rebelión se produce cuando se considera que el sistema institucional es barrera para satisfacer objetivos legítimos, cuando se niega fidelidad a la estructura social vigente, cuando se rechazan las normas existentes por considerarlas arbitrarias y lo arbitrario no es legítimo, ni digno de fidelidad. Lo que decían, lejos del debate, era todo un muestrario de obstáculos insalvables al entendimiento que acercarán nuevas elecciones o el conflicto.

    Escuchen a Iglesias – no es difícil acceder a sus proclamas revolucionarias- ese comunista populista, agitador y teórico del socialismo del siglo XXI, ahora revestido de franciscano en levitación, hacer llamamiento para en su momento tomar las armas, seguro les helará el corazón. Pero junto a él, al pobre Zapasanchez de corazón podemita y cabeza sin cerebro político, sin más programa que echar a Rajoy; sin más horizonte dialéctico e intelectual que su estribillo cansino y vacío del socialismo del cambio y el , cuando ha caído a cámara lenta en su propia red de aprendiz torpe y sin futuro, pero llevándose por delante el imprescindible proyecto socialdemócrata. Y el joven Rivera – ojalá le enseñen a pastorear lobos en el selecto Club de Bilderberg- mostrando sumisión ante Zapa; nada que criticar con treinta y cinco años de corrupción en Andalucía o de su insolvencia para dirigir el socialismo reconstruido de Felipe González; nada que reprochar de los años negros y nefastos de ZP. Solo, si acaso, reconducirlo a una mejor alianza con él que con el comunismo, olvidando el hermoso papel que tendría en la nueva izquierda centrada, honesta y democrática que sin duda renacerá. Y ya me dirán el peligroso antimito en la mente de Rajoy, no se si liberal y tampoco si es conservadora. Pero si el antimito alimentado, según el cual sea cual sea la fuente de frustración del gentío, no hay que buscarla en la estructura básica de la sociedad; las frustraciones están en la naturaleza de las cosas y en cualquier sistema social. Pues que bien. Porque hay temor a que llegue la aniquilación de las libertades por la vía electoral, por mucho que el asesor Dieterich diga que del chavismo populista se llega al ciudadano racional-ético-estético. Casi nada.

    Miren, el liberalismo lleva 260 años de continua evolución, siempre favorable  a la reforma, siempre opuesto al radicalismo. Por eso no fracasa, como tampoco la libertad. Por eso, liberalismo y socialdemocracia es el gobierno de progreso. Aquí no puede ocurrir como cuenta la leyenda de los indignados gallegos del siglo XV, de cuando los gorriones corrieron detrás de los halcones. Pero parece la rebelión de los gorriones. 

   

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