Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

jueves, 21 de abril de 2016

La Opinión de Julián Delgado

Artículo que será publicado por el Diario “Última Hora” de Mallorca el próximo 23
Nostalgia Republicana
Julián Delgado. Escritor

   Desde que Zapatero decidió prescindir de la Transición y vincular la legitimación del actual régimen a la Segunda República, cada mes de abril la izquierda nos somete a un revival en que se mitifica ésta, presentando su periodo de vigencia cargado de utopías, como una arcadia feliz traída y sostenida por la izquierda, en la que no se pudieron comer las perdices porque un golpe militar auspiciado por los poderosos lo frustró.
   No cabe duda de que el nuevo régimen significó un gran salto modernizador basado en unos principios democráticos y sociales que propiciaron el voto a las mujeres, la legalización del divorcio, el poner freno al caciquismo promoviendo la reforma agraria, la mejora de la educación, la separación de la Iglesia y el Estado, la reforma militar, la protección del trabajador, etc. Pero también fue una Constitución excluyente, hecha contra la mitad de los españoles: contra los católicos, contra los monárquicos, contra la derecha, contra los ricos, etc. y que se gestionó desde el revanchismo, el sectarismo y el odio.
   Es indiscutible que a la Republica le faltaron verdaderos republicanos. Desde la Restauración, la convulsión política y la violencia habían sido una constante en la vida de la sociedad española. Con la República continuó, y se agudizó cuando la derecha ganó las elecciones en 1933. La sociedad se fue polarizando, por un lado, hacia la izquierda revolucionaria, deslumbrada por el reflejo de la revolución rusa, que despreciaba la República a la que llamaban burguesa; y, por otro, la derecha radical que se identificaba con el fascismo y, al igual que gran parte de la izquierda, odiaba los valores democráticos. La República fue víctima también de las urgencias de un país empobrecido que sufría los efectos de la crisis de 1929.
   Lo que sorprende hoy es la nostalgia de la izquierda por una República a la que intentó destruir antes y después del golpe militar, y que añore un régimen cuyos principios y valores democráticos están sobradamente recogidos en la Constitución de 1978, la única redactada con el consenso de todas las fuerzas políticas. Una nostalgia que sólo puede explicarse por ignorancia del pasado o por voluntad interesada de tergiversar la historia.


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