La Azotea
DE ZIPI A ZAPE
2 de Abril de
2016
Pues
ya ven a lo que quedó la vida política española, tan llena de proyectos no más
allá de cuarenta años atrás. Seguramente como la Europa raptada y humillada en
el sopor del éxito y en el desencanto de su soberbia. Fíjense como en el chapoteo
de su declive, lo mismo se muestra incapaz de detener terroristas al anochecer
porque en su podrida ética tiene más valor el descanso del votante que la vida
arrebatada en cobarde anonimato, que a cualquier asesino terrorista se le
valora en mayor cuantía su título de pertenencia a una nación aunque no la
merezca, ni deba compartirla con el ciudadano honrado y temeroso de la ley de
Dios y de los hombres. O como la suprema bajeza de contratar con el jenízaro
otomano, por cinco mil millones, la custodia de la puerta oriental de su
intranquila conciencia. Un espectáculo histórico.
Aquí
en el Sur, ya digo, hermanados con Grecia o Portugal, a la cabeza de la
destrucción de Europa y de lo que representan sus valores y creencias, su modo
de vida y el aprovechamiento positivo de la esencia de la libertad, individual
y colectiva. Aquí, al sur del sur, en el laboratorio andaluz, por poner un
ejemplo significativo, un macarra delincuente, faltón y violento se posiciona
frente a la justicia y se niega a la aceptación de sus decisiones. Claro, es
que la justicia – coherente con la idea jurídica del marxismo - es siempre de
clase, es decir, una justicia justa, una justicia proletaria. Y no la justicia
burguesa, superestructura jurídica de clase y en consecuencia tan inútil como
injusta. Y a nadie importa la degradación que para el sistema constitucional
representa la rebelión televisada de estos revolucionarios subvencionados que
ensayan con descaro como posicionarse frente al Estado, buscando que la
justicia de la clase obrera sea la del partido, cuando la historia señala
inequívocamente que en los regímenes comunistas justicia y partido son términos
antitéticos.
Y mientras, la Nación en funciones. En
función preparatoria de mendicante en busca de apoyo económico y comprensión
ante la Europa del norte, que estupefacta contempla en su declinar, la
incapacidad de España para sacudirse el yugo de la corrupción, de la
mediocridad de su élite dirigente, de la miseria humana de tantos de sus
intelectuales y de un sistema educativo caduco e inútil que carece de eficiencia
suficiente y definitiva para anclar España en el amor a la libertad, el
progreso y la convivencia. Y desde luego vea la luz un ordenamiento jurídico riguroso,
temeroso para quien es capaz de burlarlo y que insufle confianza en quienes
aman la justicia, sin miedo a la libertad. Porque todo ello hará una sociedad
menos crispada, donde el odio y el resentimiento no sean los pilares de su
círculo histórico infernal que repite con cansinería infinita los errores de su
desgracia colectiva.
Pero
ahí están los modernos Zipi y Zape de la política española, alborotadores de
buen corazón, buscando como los personajes que hicieron época en niños y jóvenes
de dos generaciones, protagonizar el cambio, realizar una buena obra, echar a
Rajoy, seguramente Don Pantuflo Zapatilla. Y como el cambio inicialmente consiste en
aparentar lo contrario de lo pretendido, van de paseantes del “hola” para
argumento solaz de tertulias de medianoche. Sin nada provechoso que contarse y
que pueda favorecer el progreso de los españoles. Los dos quieren
desesperadamente el poder, Zipiglesias para hacer la revolución de los
descamisados, Zapesanchez para ser algo en la vida, aunque sea un minuto. Seguramente
Pablete, tan cursi como andrajoso, tan retorcido como peligroso, aprovecharía
para recitarle al inane Pedrete, alguno de los versos de Bódalo, el tonto de la
gorra con estrella, que según la estadista Rodríguez sabitiondez, es la misma
boca de Miguel Hernández:”Tu risa me hace libre, me pone alas//Soledades me
quita, cárcel me arranca//Boca que vuela, corazón que en tus labios relampaguea”
Y
mientras, Rivera despejando la duda que le corroe hasta dejarlo en la nada. Y
nosotros, esperando la primavera que como siempre será esplendorosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario