El
cordón sanitario
Julián Delgado.
Escritor
El cordón sanitario, inventado para controlar epidemias y
evitar sus estragos, se ha recreado en España para excluir al PP de la vida
política. Esta infame práctica propia del sectarismo más tóxico -pues en
democracia el objetivo es cohesionar, no excluir a quien acepte las reglas del
juego- la
pusieron en práctica los nacionalistas catalanes en el Tinell con la bendición de
Zapatero. Hoy se repite contra el mismo partido, de la mano de Sánchez, con el
objetivo de echarlo del poder y maquillar su derrota electoral, aunque para ello deba vender su alma al
diablo. Pactaremos con todos menos con Bildu y el PP. Hace falta sentir un odio
patológico para proferir tamaña deyección mental. Y es que el odio es una pasión perturbadora
del alma que ahoga la objetividad; y si amenaza nuestra integridad psicológica, con el tiempo se
incrementa y se acumula, hasta que se llega a desear la destrucción del objeto
odiado.
“…el odio es una pasión perturbadora del alma que
ahoga la objetividad…”
Lo
que les faltaba a los de Podemos, educados en el odio, no queremos justicia sino venganza, para desatar su rencor y su violencia,
hasta ahora verbal, contra el enemigo común. En sólo unos días, hemos sabido que cargos de esta formación se habían burlado de las víctimas del
Holocausto, de Irene Villa y de Marta del Castillo; han querido empalar a
Gallardón, sacrificar al ministro del Interior y vitoreado al grupo terrorista Terra Lliure; la asalta capillas
madrileña amenazó arderéis como en el 36, y un concejal nos ha intimidado con su puño, en el que lleva tatuada la palabra odio. Abuchearon los discursos
de concejales del PP y Cs. y, en la calle, la horda festiva injurió y amenazó a éstos con la horca y la guillotina.
Mientras, Bildu exaltaba el terrorismo de ETA y amenazaba con la necesidad para
algunos de llevar escolta.
Ante
este clima de enfrentamiento sectario, ante estos excesos revanchistas, ante la
preocupación de un importante sector de la sociedad, que ve el peligro de volver a un pasado que creíamos
superado, el partido socialista, del cual cabría esperar ponderación y
sensatez, se ha sumado a la fiesta señalando con el dedo a quienes merecen ser encerrados en
el
centro del cordón. Piensa Pedro que, galopando sobre los lomos de Pablo, va a llegar a la Moncloa. ¡Ja!
No hay comentarios:
Publicar un comentario