LA AZOTEA
DEUDA, POBREZA Y FANTASÍA
Creo fue Samuel Jonson quien
aseguraba que se podría tener la fantasía por compañera, pero debe tenerse la
razón como guía. No se si aquí, es ese el lazarillo que nos conduce. No lo
parece. Seguramente coincidiremos en
encontrarnos con una Nación debilitada, desunida, desacreditada en el exterior
y con el enemigo en el interior y encima con un gratuito y perjudicial, por
extemporáneo e inútil, conflicto al sur del irredento y explosivo sur.
Aquí no se tiene un especial
aprecio ni respeto por la Constitución. Treinta y cinco años parece una
eternidad, pero a poco que se profundice en la marcha atrás habrá
recapitulación sobre su vigencia y alguien nos hará el recuento sobre el tiempo
en que no estuvo en vigor. Desde luego desde 1978, en al menos dos de sus
Comunidades Autónomas. Es el tiempo que el nacionalismo reaccionario lleva lanzando
bloques de hormigón al centro de gravedad de la Nación. Y en el resto del
territorio, pues funciona como constitución-homilía. O como marcador de los límites
éticos que la democracia puede decidir, en palabras del profesor Marina. Y
desde luego así nos va, porque aquí lo que se decide es precisamente rebasar
los límites y ver que pasa. Por ahora no pasa nada.
Pero debemos valorar, incluso en
plena canícula, si nuestra estructura económica, empezando por la andaluza, será
capaz de sortear las dificultosas situaciones de zozobra que se esperan cuando
llegue el otoño-invierno. Y empezando por Andalucía, no
creo deba hacer especial esfuerzo para expresar lo que espero del Gobierno
Susana Díaz: nada. O mejor dicho, que su inexistente o muy minorada acción de
gobierno perjudique menos que el despliegue de sus virtudes políticas.
Pero a pesar de su inútil y
perjudicial superestructura, vengo manteniendo que Andalucía tiene un enorme
potencial de crecimiento. No solo las posibilidades de industria
agroalimentaria del sureste, de la esencial del aceite o de las oportunidades
en el vergel del Valle del Guadalquivir. Hay otras, como acaba de dar a conocer
la TEDAE, que calcula como tres de cada cuatro euros de incremento de la
facturación del sector de la tecnología de Defensa, Aeronáutica y Espacio, se
debe a Andalucía que ya representa el 30% del sector en España. En 20 años, a
pesar del sistema político obstaculizador e inoperante, se han triplicado las
exportaciones de tecnología avanzada, más de 4.500 millones de euros que
representan un 20% del valor de aquéllas.
Miren, Andalucía ha recibido de
Europa durante 25 años, 70.000 millones de euros, a través de Fondos y otras
generosas ayudas. Eso supone más de cinco veces el importe del Plan Marshall
que entre 1948 y 1951 puso en marcha Estados Unidos para la reconstrucción de
Europa tras la Gran Guerra. Y si durante aquellos años los paises beneficiarios
crecían un 4% anual, parece difícil explicar el retroceso y distanciamiento de
Andalucía del resto de España – menos de la mitad del PIB/per capita que el
Pais Vasco – y ser la Región con más paro de Europa.
Pero es que no solo la fantasía
es la compañera del pueblo andaluz durante los últimos treinta años de utopía
infantil, es que los números casi la explican. Miren, si en 2006 la deuda total
de la Comunidad era de casi 7.000 millones de euros, que representaba el 28%
sobre los ingresos, en 2012 es de casi 20.000 millones que representan el 86%
de aquellos. Ya me dirán donde vamos. Pero no crean que eso preocupa a
los responsables autonómicos. Por ejemplo, este año la previsión de ingresos es
cercana a los 31.000 millones de euros, que ya es fantasía. Pero a final de
junio la recaudación neta es solo de poco más de 11.000 millones y a esperar
que el Gobierno Rajoy lo resuelva.
Parece definitivamente que de la
descentralización no se espera una liberación, como dice Muñoz Machado. Ocurre
sin embargo, que la última Legislatura parecía convertirse para los socialistas
en el final de su monopolio político. Pero ante el inesperado fracaso de los
populares se encontraron con la tierra quemada, fruto de su inefable
iresponsabilidad. Y ahora, todo se espera de Madrid. Incluso la elaboración de
los Presupuestos, como en Cataluña. Y en Madrid se continua inmóvil,
porque sin rigor fiscal el déficit no se reduce y la deuda se hace
insostenible. Si se abusa de la austeridad los efectos son negativos sobre el
crecimiento, lo que obliga a ajustes fiscales adicionales y mantener el circulo
vicioso. En ambos casos la consolidación resulta no creíble y los mercados
terminan siendo implacables. Es lo que ocurre, pero con amenaza de deflación
porque el IPC ha descendido un 0,5% desde enero. Ello dificultará el pago de la
deuda, hará descender el consumo y aumentará el paro. Son las paradojas de la
deflación, que dicen los economistas.
Y como el Estado sigue con
estructura idéntica y no hay voluntad de reforma, pues el déficit seguirá aumentando
la deuda hasta el rescate, con empobrecimiento colectivo, o la expulsión del
euro, con empobrecimiento más acusado. Pero ya me dirán como se aguanta
con el 27% de paro, necesidades de financiación que desde los 170.000 millones
de 2012, pasan a 230.000 en 2013, incluido el inacabable FLA de los 23.000
millones ampliables. Pues ya ven, poniendo 40.000 millones para pagar
intereses. Ya anunciaba
Montesquieu que el endeudamiento “favorece a quienes no trabajan y crea
dificultades a quienes crean riqueza”. Es el anuncio premonitorio de la
pobreza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario