LA AZOTEA
DESDE EL
MEDITERRÁNEO ( y 2 )
Pues aunque parezca difícil, nunca en los últimos siete años pude ver tanta gente despreocupada,
disfrutando el clima, el paisaje y la gastronomía en este hermoso rincón de
España. Para los especialistas dejo si el bullicio sin igual es a causa de la
crisis o consecuencia inesperada de la misma y en cualquier caso, el origen
del fenómeno para nada interesa a los empresarios de la restauración o de los
servicios vinculados al turismo. Viendo este espectáculo de ocio y
gasto resulta difícil comentar parámetro alguno de la crisis y sus perfiles
demoledores. Pero la hay, eso desde luego.
Miren Andalucía, con datos
económicos y de marginación social de infarto, espera nuevamente ilusionada la
coronación del nuevo mito a manosear por un pueblo al que robaron hasta la
esperanza de futuro. Veremos como una vez en su trono
de poder casi absoluto, ocupando hasta los últimos alveolos del sistema, Susana
expanderá sus escasas y destructivas ideas en lenguaje directo y radical,
precipitando la caída al abismo de la economía y la estructura social.
Y no son juicios de valor sino
anticipaciones de la realidad. Fíjense lo que promete Valderas, su soporte
ideológico, cuando convoca al pueblo andaluz a una lucha contra la troika.
Semejante insensatez haría inviable ocupar cargo tan improductivo como nocivo
para los intereses generales. Pero no en Andalucía. Aquí enseguida se convocarán
elecciones, que ganarán ampliamente, formando un frente popular como
instrumento de cambio social profundo y duradero. Para eso está el sistema
educativo; los medios de comunicación propios y afines; parte de la patronal a
la espera de alguna migaja de la concesión amistosa; amplios sectores de las
muchísimas Universidades, que colocan la ciencia al servicio de la ideología,
tomando al inolvidable Lysenko como modelo; una Administración dócil, cada vez
más alejada del imperio de la Ley, con controles internos desarticulados y
externos de opereta y nómina, con 500.000 empleados debidamente observados por
un ejército de fieles comisarios o unas instituciones nada transparentes ni
democráticas que deambulan en la tinieblas espesas de la corrupción.
Y si así está la presunta
socialdemocracia o socialismo democrático, en la otra orilla, el liberalismo
conservador o no, el centro derecha, está destruido, anulado, desaparecido en
su propia estulticia e irresponsabilidad. Sin candidato, con la obsesión de
aparentar progresistas ideas socialdemócratas, paralizados por la masa inmunda
del dinero fácil y la mentira como estatuto, esperando saber si la ética se
desprende de una sentencia judicial. Mientras, unas clases medias
desorientadas y estupefactas asisten impotentes a este proceso de
autodestrucción sin parangón en las democracias occidentales. Es la muerte de un bipartidismo
no desarrollado e imposible a causa del egoísmo colectivo, la falta de valores
y principios, la ausencia total de un patriotismo vigorizante y fértil en un
paisaje mediocre y cansino que algún día, nuevamente, helará el corazón de siguientes
generaciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario