Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

sábado, 17 de agosto de 2013

LA OPINIÓN DE JAVIER PIPÓ


LA AZOTEA


DESDE  EL  MEDITERRÁNEO ( y 2 )



Pues aunque parezca difícil, nunca en los últimos siete años pude ver tanta gente despreocupada, disfrutando el clima, el paisaje y la gastronomía en este hermoso rincón de España. Para los especialistas dejo si el bullicio sin igual es a causa de la crisis o  consecuencia inesperada de la misma y en cualquier caso, el origen del fenómeno para nada interesa a los empresarios de la restauración o de los servicios vinculados al turismo. Viendo este espectáculo de ocio y gasto resulta difícil comentar parámetro alguno de la crisis y sus perfiles demoledores. Pero la hay, eso desde luego.

Miren Andalucía, con datos económicos y de marginación social de infarto, espera nuevamente ilusionada la coronación del nuevo mito a manosear por un pueblo al que robaron hasta la esperanza de futuro. Veremos como una vez en su trono de poder casi absoluto, ocupando hasta los últimos alveolos del sistema, Susana expanderá sus escasas y destructivas ideas en lenguaje directo y radical, precipitando la caída al abismo de la economía y la estructura social.

Y no son juicios de valor sino anticipaciones de la realidad. Fíjense lo que promete Valderas, su soporte ideológico, cuando convoca al pueblo andaluz a una lucha contra la troika. Semejante insensatez haría inviable ocupar cargo tan improductivo como nocivo para los intereses generales. Pero no en Andalucía. Aquí enseguida se convocarán elecciones, que ganarán ampliamente, formando un frente popular como instrumento de cambio social profundo y duradero. Para eso está el sistema educativo; los medios de comunicación propios y afines; parte de la patronal a la espera de alguna migaja de la concesión amistosa; amplios sectores de las muchísimas Universidades, que colocan la ciencia al servicio de la ideología, tomando al inolvidable Lysenko como modelo; una Administración dócil, cada vez más alejada del imperio de la Ley, con controles internos desarticulados y externos de opereta y nómina, con 500.000 empleados debidamente observados por un ejército de fieles comisarios o unas instituciones nada transparentes ni democráticas que deambulan en la tinieblas espesas de la corrupción.

Y si así está la presunta socialdemocracia o socialismo democrático, en la otra orilla, el liberalismo conservador o no, el centro derecha, está destruido, anulado, desaparecido en su propia estulticia e irresponsabilidad. Sin candidato, con la obsesión de aparentar progresistas ideas socialdemócratas, paralizados por la masa inmunda del dinero fácil y la mentira como estatuto, esperando saber si la ética se desprende de una sentencia judicial. Mientras, unas clases medias desorientadas y estupefactas asisten impotentes a este proceso de autodestrucción sin parangón en las democracias occidentales. Es la muerte de un bipartidismo no desarrollado e imposible a causa del egoísmo colectivo, la falta de valores y principios, la ausencia total de un patriotismo vigorizante y fértil en un paisaje mediocre y cansino que algún día, nuevamente, helará el corazón de siguientes generaciones.

   

 

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