Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

miércoles, 8 de mayo de 2013

LA OPINIÓN DE Javier Pipó



LA AZOTEA

PICOTAZOS (II)
8 de Mayo 2013



Creí que político tan importante y experimentado como Rubalcaba, representante de la socialdemocracia en España y aspirante a ver su partido nuevamente gobernando, contaría con equipo económico de primera línea. Máxime considerando las horas amargas de la gran depresión nacional, del colapso moral que nos mata. Pues miren, con cuentagotas, una a una, nos cuenta cada pocos días una nueva ocurrencia. Algunas casi chascarrillos. Ahí tienen lo de los billetes de 500 euros, que fue la presentación. Produce estupor, pero hay quien incluso, considera una idea brillante a considerar por la Unión europea. Y sigue la marcha hasta la gran presentación de programa definitivo, en pocos días. Esperaremos a conocer en toda su extensión el contenido del mismo y partiremos de la necesidad perentoria de contar con propuestas procedentes de cualquier ámbito social, ante la imposibilidad de lograr un gran pacto o un Gobierno de concentración. Pero las propuestas que se presenten deben ser rigurosas, apoyadas en opiniones solventes de economistas y financieros prestigiosos y que intenten abarcar la comprensión y el apoyo de la mayoría.

Es decir, que cuando Rubalcaba habla de “salir al paso de los problemas” no puede constituir una ocurrencia producto de la improvisación partidista. La propuesta de conseguir del MEDE 30.000 millones de euros, de los 60.000 no utilizados en la reestructuración bancaria, para destinarlos a financiar empresas y reestructurar deuda hipotecaria, ha producido irritación innecesaria y perjudicial, en la Comisión. Y la respuesta airada del Partido socialista está fuera de lugar. Es lo que faltaba para continuar por la ruina total del poco prestigio que como Nación nos queda. La pretensión de formar un nuevo Impuesto que integre Renta y Patrimonio, una especie de “kit patrirenta”, es una bobada. Lo mismo que pretender excluir del déficit por la vía del voluntarismo, tanto la educación como el I+D+i . Pues eso, una ocurrencia inútil e infantiloide.

Las bonificaciones en Seguridad Social a los desempleados que sean contratados, sí cuenta con una larga experiencia. No es nuevo ni inútil. Pero ojo con la corrupción que acude rauda a la falta de control y al buenismo legal. Se debería profundizar en la medida propuesta y corregir los errores de la experiencia y desde luego, adaptar las cuotas patronales a la realidad económica porque resultan un auténtico impuesto disuasorio al empleo. Quizá, de las medidas anunciadas, la más novedosa e interesante, resulte ser la mal llamada “moratoria temporal de despidos”. En Alemania se ha ensayado algo parecido. Esperemos la concreción pero puede resultar de interés, siempre que pueda ser financiada – el ejemplo andaluz es demoledor - y que la corrupción no acabe con el proyecto nada mas nacer. Ojo porque la patronal ya se apuntó y aún no lo conoce en profundidad.

Pero no nos engañemos. Cualquier propuesta de calidad debe proceder de un socialismo reconvertido, modernizado, con ideas. Y ello de manera urgente y profunda. Miguel Sebastián, que fue ministro y no de lo peor de Zapatero, ha especulado sobre seis principios en contraposición con el socialismo vigente. Dice, que los socialistas pasan de puntillas sobre la estabilidad presupuestaria. Pues menudo problema, porque está en el centro del sistema.

Defiende que bajar los impuestos es de izquierdas, pero que estas lo aborrecen. Como el PP, añadiría yo, aunque defiendan lo contrario con tal de no reducir los gastos. Ambas ideologías confían en el gasto como salvación de una sociedad nueva y quizá avanzada. Error dramático que todos estamos pagando. Pero dice Sebastián algo más. Que la equidad vertical, es decir, que pague más quien más renta tiene, es también de izquierdas. Así como la equidad horizontal, igual trato a quien gana lo mismo, como principio progresista. O que la simplicidad fiscal que evite la evasión o el fraude, debe ser defendida por la izquierda. Tres principios, de puro sentido común, pero que según el economista socialdemócrata, no existen en el discurso socialista. Como vemos no nos faltarán ideas, incluso buenas. Pero nos faltan políticos de talla y patriotas. Hay mucha basura en la vida política.

     

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