Publicado en el Diario Córdoba el 5 de Julio de 2012
LA ESPERA
El mes de julio comienza tras el penoso bimestre negro y a la espera, aunque no sepamos de qué. Ahora parece que se capitalizarán directamente los bancos a través del Fondo de Estabilidad o del Mede, siendo el Estado garante de la operación, pero ¿y si las entidades en quiebra son incapaces de generar recursos para devolver préstamos e intereses? Por lo pronto, tras los informes de los auditores internacionales, otros más, ya está al descubierto el volumen pecaminoso del sector financiero. Y nosotros la penitencia por los pecados ajenos en sectores tan sensibles como la sanidad o de tan fácil recaudación y tanta carga demagógica como los funcionarios. Mientras, nuestros líderes, alejados del sueño europeísta que ilusionó a varias generaciones, se han aferrado a la contabilidad como nueva ética del comportamiento. Nos muestran el señuelo de un nuevo horizonte que se desvanece conforme llega el momento de contemplarlo.
Y así una y otra vez mientras con la misma parsimonia se incrementa el numero de parados, desahuciados, embargados y desesperados. Está siendo la hora de especuladores, políticos y banqueros, pero no sabemos cuándo llegará la hora de los que carecen incluso de medida del tiempo, porque nunca es el momento ni siquiera de necesitarlo.
Se desmoronan los dos grandes partidos del sistema. ¿Y después? La Constitución no puede descansar en los pilares de la ruina, la corrupción y el escepticismo. Estamos hasta el gorro de todos vosotros, como dijo el cura Chamizo, cuya teología de la liberación pasa por olvidarse del cargo y volver a predicar en el desierto. Pero aquí hay que prestarle atención a las instituciones que se hunden como el PIB. Porque los nuestros están a lo suyo. Con el mayor descaro tramitan certificado de defunción para el TC. Pues mejor enterrado. Al fin y al cabo la constitucionalidad se dicta en la sede de los partidos.
El estado como ente nacional, cuya función es la de velar por el mejor interés para la nación y sus habitantes, debe considerar seriamente sí, debe asumir una carga que es de responsabilidad exclusiva del sector bancario. Y si la ha de asumir, entonces el sector bancario debe comprometerse ante el estado y sus habitantes de generar los recursos apropiados para corresponder a esta ayuda y de devolver lo que es del estado.
ResponderEliminarA su vez, el estado debe canalizar este préstamo en los sectores que afectan diariamente y de manera negativa la economía y el progreso de sus habitantes, pues hay que tener en cuenta que las cifras de “parados” son alarmantes y no se están creando condiciones y soluciones que contrarresten esta situación.
Finalmente, considero que el estado no debe asumir cargas que no son suyas y que sí debe invertir en la búsqueda de soluciones que devuelvan la esperanza a sus habitantes y que mejoren la calidad de vida de los mismos.
Un saludo,
Diana