LA AZOTEA
ES URGENTE
30 de Julio de 2012
Nadie duda de que algo se mueve en el panorama económico y financiero europeo. Pero aquí sabemos que la sorpresa nos vendrá fulminantemente para no dejar resquicio a reaccionar.Desde luego, tal como vengo defendiendo desde hace meses, no tenemos un diagnóstico que nos de certeza del mal que lleva al precipicio. Pero sí indicios, apuntes de nuestros males. Una pobre democracia, con instituciones atoradas y corrompidas y una estructura del Estado que si funcionó estos ultimos 30 años fue por el patrimonio acumulado y por la generosidad de los países europeos ricos, cultos y de vitalismo calvinista.
Pero ahora el sistema no funciona
porque no puede funcionar, porque ni tan siquiera tenemos definido el tipo de
Estado en la Constitución y el tropel de naciones-estados ubicados en lo que
fue España, devoran sañudamente cualquier intento de orden y concierto. Y
nuestros patrocinadores europeos no se fian, huyen despavoridos una vez se
desprenden de lo que pomposamente se conoce en la jerga como deuda soberana.
¿Y ahora qué? Quien podrá
financiar nuestras fantasias horteras de nuevos ricos; los proyectos vacíos de
empresarios de ocasión, que en otro país y circunstancia no hubieran pasado de
regentar un comercio de chinos; el sueldo espléndido de tanto cantamañanas cuyo
unico oficio conocido ha sido de robaperas del sistema. Pues ahora a trabajar
en las peores condiciones; a olvidarse tropecientos años del Estado de
Bienestar, que por cierto se debe. Ya está bien de vivir en el bienestar del
Estado.
Esa estúpida verdad de que España
no es Grecia comienza a desdibujarse y sobre todo a contemplar con preocupación
como ese pais con posibilidades, pero que colectivamente acepta el suicidio, está
llamado a ser expulsado del más importante espacio de libertad, democracia y
prosperidad del mundo.
Tenemos todos la obligación de
analizar la situación y tratar de influir en nuestro entorno, en la exigencia
de modificar unas estructuras caducas, ineficientes e insostenibles que nos
lleve a recuperar a tiempo, códigos de conducta que jamás debieron olvidarse. Y
sobre todo, que ello sea posible desde espacios de libertad individual y
colectiva, en una democracia renovada. Es urgente, diría perentorio. Es vital. Es
la senda de la civilización.
No hay comentarios:
Publicar un comentario