EL LARGO Y CÁLIDO VERANO
28 de Julio de 2012Está resultando un verano poco convencional. Hasta los profesionales de la política permanecen atentos y dispuestos a declarar lo que dicen saber, lo que imaginan o lo que fabulan para no callar. El caso es declarar sin desfallecer aunque nadie los escuche, aunque nadie los crea, aunque nadie sienta respeto por lo que oye. Hay cansancio y a veces el miedo cala los huesos. Llegamos a creer que la cosa quedaría resuelta en aquél bimestre negro de mayo y junio, pero llegó el cálido y ya largo verano y los únicos brotes que con certeza divisamos son de desesperanza ante el inminente empobrecimiento y derrumbe de lo nuestro.
Y desde mi vocación de opinador
en descanso estival no puedo eludir la presión de una actualidad apasionada y
tristemente apasionante que con fuerza obliga a teclear alguna reflexión con
pretensión de utilidad. Pero es difícil decidir tema y contenido porque lo
cotidiano resulta trepidante y cada día nubla el anterior y cada acontecimiento
deja para la hemeroteca el ocurrido horas antes.
La Nación carece de pulso y de
rumbo. Es una nave desarbolada con la tripulación en rebelión y el capitán a
punto de abandonarla. Ya detectamos hace algún tiempo que
nuestro sistema democrático es débil, con instituciones muy mejorables, incapaces de
resistir juicio de constitucionalidad en su funcionamiento. Y sus líderes, pues
mejor casi no hablar, porque la democracia solo puede estar sustentada por
demócratas convencidos, por quienes consideren el sistema democrático como estadio superior de convivencia humana, como forma elevada de existencia, como
la mejor manera de vivir en libertad. Nuestros líderes, la mayoría de ellos, no
resisten la estructura democrática, les viene grande. Cómo si no pueden
permanecer año tras otro en primera o segunda línea - aunque solo sea por señalar iconos de la vaciedad - individuos del porte de
Zarrías, que quizá habría sido un buen y peligroso subjefe provincial del
Movimiento en el Jaén de los sesenta o Pepito Blanco de estirado estadista
pitiminí, o ejemplares como Chaves, Griñán, Pajín o Alfonso Guerra, con pretensiones de la
nada. Pero no crean, en la otra orilla florecen en jarrones, como Camps, Matas
o esa ama de llaves, empleada fija en el hogar de la democracia llamada Celia Villalobos. Es decir,
una democracia sin demócratas y así vamos tirando. Pero eso sí, cuatrocientos y pico mil
colocados en ella. Ejemplaridad para las nuevas generaciones, antes de emigrar.
Pero la actualidad es de
supervivencia y no de adornos para minorías. Aquí nos acucia la mayor tasa de
paro desde la existencia de estadísticas, quizá a final de año llegaremos a
seis millones; el mayor despilfarro de medios económicos con que jamás contó
pais alguno, como ayuda de los demás, que hace palidecer los beneficios obtenidos por 16 paises regados por el
generoso Plan Marshall y sus casi 13.000 millones de dólares; el mayor
incremento de deuda pública de pais europeo alguno en los últimos cuatro años.
Inútil seguir porque no a todo el mundo interesa la realidad. Se vive mejor
simulando que se ignora, hasta la afectación directa. Quien intenta describirla
con realismo se le acusa de pesimista o catastrofista, como si el optimismo
sobre la situación económica no constituyera acto de suprema estupidez.
Pero ojo. De nada sirve que la
autorizada opinión de Draghi haga subir el IBEX o bajar la prima de riesgo.
Todo ello será provisional porque es el sistema el que no funciona. No puede
funcionar si la suma de deuda pública y privada es dos veces y media el volumen
del PIB. Y sobre todo si ese volumen de deuda basado en porcentaje de déficit
presupuestario insostenible, está en duda de los acreedores que lo financian. Posición impensable con otras naciones de igual o superior deuda. Y
la duda proviene de la existencia de un Estado mastodóntico, de un temible
Leviathan ineficiente, derrochador y disperso en 17 hijuelas insolidarias y de
peor condición, que necesita cada mañana para funcionar mucho más de lo que es capaz de producir.
Nosotros seguiremos, si nos dejan.
Nosotros seguiremos, si nos dejan.
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