Artículo que será
publicado en el diario “Ultima Hora” de Mallorca el próximo sábado día 2 de
junio
LA
ENCRUCIJADA
Julián
Delgado. Escritor
Hay que
aceptarlo, los partidos que articulaban el sistema del 78 se vienen abajo y
amenazan con arrastrar en su caída todo el edificio constitucional. En sus
estertores, Rajoy cae en el oprobio por no reconocer que no sólo lleva años pilotando un partido en el
que la corrupción había hecho metástasis, sino que, además, su debilidad ante
el desafío nacionalista, está permitiendo el deterioro de la legalidad y que se
haya creado en Cataluña una situación a
las puertas de la violencia.
Sánchez
III, el constitucionalista, vuelve a ser Sánchez I, el irresponsable, al que no
le importa desestabilizar el país, fragilizarlo convocando a que decidan el
destino de España sus propios enemigos, con tal de satisfacer su delirio
monclovita. El Sánchez II, el poseído por el NO es NO, también vuelve a sus
andadas demostrando ser un personaje inconsistente y oportunista. Muy lejos de
poseer el suficiente talento sinóptico, que exigía Ortega a los políticos, para
formarse una visión íntegra de la situación, es un líder personalista que ha
hecho del PSOE el más faccional y agónico de la historia.
Y ante ese
panorama de incertidumbre en que el orden y las certezas de la vida social,
familiar y productiva han cambiado de la noche al día, colocados en una
encrucijada que nos puede llevar al esperpento y al conflicto, buscamos
respuestas y sólo encontramos interrogantes. En un escenario de desafección
democrática y desorden, donde destacan la codicia, el odio, el resentimiento, la
envidia, el fanatismo, la xenofobia…, los problemas no dejan de crecer y
hacerse más complejos. Por si fuera poco, ya no podemos sustentarnos en valores
y referencias que creímos inmutables y que hoy son engullidos por un sumidero
de populismos y extremismos.
En estos
momentos de cambio de ritmo de la historia, si no aparecen líderes capaces de sacarnos
de esta crisis política y existencial, se instaurarán en el ciudadano la
ansiedad, la desazón y la tristeza, que devienen en miedo, transformando la
percepción de uno mismo, de los demás y de la vida. Una situación que conduce a
posturas radicales en las que es difícil imaginar nuevos escenarios, construir
nuevas relaciones, encontrar soluciones aceptadas por todos.
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