Artículo
que será publicado en el Diario “Ultima Hora” de Mallorca el
próximo día 5 de Mayo
BANALIZACIÓN
DEL MAL
Julián
Delgado. Escritor
Los
hechos infames acaecidos en un portal de Pamplona en los Sanfermines
del 2016 deben analizarse desde distintos puntos de vista. Uno de
ellos es intentar comprender cómo, después de haber agredido a una
joven, abusado de ella en jauría y de haberla humillado, se van sin
la menor conciencia de haber hecho algo mal: siguieron la fiesta,
fueron al encierro sin un ápice de remordimiento ni temor de ser
detenidos.
No
sólo son ellos, también Urdargarín creyó en todo momento que sus
contratos, aprovechando su parentesco real, eran lo más normal del
mundo; o las autoridades andaluzas:
seguro
que entendieron que en aquel reparto de millones de los Eres entre
gente de su tribu, aun saltándose las leyes, no sólo no había mal
intrínseco alguno, sino que, más bien, colaboraban a una justa
distribución de la riqueza.
El
mal hay que buscarlo en la crisis que atraviesan los
agentes de transmisión cultural, decisivos para la socialización de
las personas y, por consiguiente, para la integración de los valores
sociales y el respeto a las normas, al igual que para ejercer un
control social informal previo al institucional.
Las
causas de la crisis en la que se encuentran inmersas la familia y la
escuela son diversas y complejas, pero el resultado es que han
perdido buena parte de su capacidad socializadora junto al monopolio
de la transmisión de conocimientos en la sociedad de la información.
Respecto a la Iglesia católica, que hace unas décadas monopolizaba
la formulación de criterios morales además de imponer preceptos
coincidentes en buena medida con las leyes penales, ha perdido
también gran parte de su influencia debido a la fuerte corriente de
secularización y de laicismo. Los medios de comunicación,
pendientes de la cuenta de resultados, en buena medida se deslizan
por el amarillismo, presentan modelos indeseables, fomentan la
competitividad agresiva y cargan los programas de violencia. Ni
la empresa ni mucho menos la política son ya referentes para la
socialización del individuo. Esta última, con su mal ejemplo,
produce un efecto contrario al deseable.
Si
las familias y los agentes sociales no contribuyen a la transmisión
de valores sociales integradores, habrá cada vez más Manadas.
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