La Azotea
INTERDEPENDENCIA LETAL
19 de mayo 2018
Decía
F. Furet, en su intercambio epistolar con E. Nolte, que comunismo y fascismo
son interdependientes en las representaciones - las ideas- las pasiones y la
realidad histórica global, es decir en los regímenes. Pues mucha verdad hay en
ello de cuanto debatían hace poco más de veinte años estos grandes intelectuales
europeos. Parecían presagiar el futuro, porque sobre el pasado de ambas
ideologías, no hay más que contemplar el socialismo como árbol común del que
irradian sus perversas consecuencias; para ahora en el presente juzgar sus
múltiples convergencias o como dicen nuestros pensadores, interdependencias.
Miren,
la triunfante rebelión catalana será en el futuro fuente inagotable de
investigación y análisis sociológico y de la ciencia política, quizá como la
vasca, si bien este manantial se encuentra distorsionado por la ola de
violencia asesina que debió avergonzar y quitar de circulación dos generaciones
de tarados ideológicos nacionalistas. Pero ya ven como una se alimenta con la
otra, en mutua y miserable hermandad de vasos comunicantes, rebosantes de
mezquindad humana. Pero fíjense el prontuario de frases terribles propias del
fascismo, en su versión nazi, salidas de la mente privilegiada para el horror
de un zascandil llamado Torra o algo así, que se permite despreciar con
palabras y hechos, la imagen, la Historia, los símbolos y el respeto debido a
una vieja Nación que aspira a ocupar lugar en el mundo desarrollado de la razón
y la Luz ilustrada. Por su lado, analizar el trasfondo de la ideología vasca no
lleva mas que a la melancolía porque al alcance de cualquiera está el
pensamiento, por llamarle así, brutal, violento, profundamente nazi de otro
tarado intelectual llamado Sabino Arana.
Pero
el desvarío catalán es progresivo y quizá con corrientes que convergen en un
catalanismo arrasador, que va laminando los pilares de una sociedad próspera,
de una burguesía ilustrada y de una Iglesia, creo, de vocación universal. Desde
el proteccionismo económico de excelentes resultados, al federalismo político
de Pi y Margall y el particularismo de Almirall; desde el tradicionalismo
religioso y filosófico, transformado en regionalismo/nacionalismo que basa el
renacimiento cultural en la lengua catalana, al catalanismo político de Prat de
la Riba y su Nacionalidad Catalana. Desde
el nacionalismo corrupto del 3% pujolista y convergente a la mínima expresión
de la exigencia política en que ha devenido el peligroso Torra, o algo así. De
manera que el devenir del nacionalismo catalán ha sido la historia arrasadora
de una burguesía ilustrada y poderosa hasta convertirla en algo parecido a una
bandada corrupta de tuercebotas que entregaron lo mejor de Cataluña a
movimientos antisistema. Historia paralela a la vasca, aun no concluida y a la
espera de obtener más privilegios, con los algo más que matices en que la violencia
etarra es comprendida y amparada por miserables como Arzalluz o villanos como
Setién. Y todo gracias a un Estado en situación agónica desde hace cuarenta
años, una educación revolucionaria servida por agitadores y unos medios de
comunicación aferrados a la manipulación, la mentira y la distorsión, pero
rentables en dividendos hasta el escándalo.
Pero
estas degradantes y degradadas burguesías nazifascistas y totalitarias, fueron
ya devoradas en ambos casos, al que siempre habrá de añadirse la tragedia
navarra, por corrientes voraces del totalitarismo comunista que también se
desenvuelve en el espacio fascista con tintes descaradamente nazis. De manera
que al Sur de Europa comienza ahora, con más claridad, a consolidarse la
interdependencia, como síntesis perfecta y seguramente histórica de un ciclo
que siempre estuvo en el pensamiento de la ciencia política. Y miren, Italia no
anda muy lejos del experimento, aunque allí, por ahora, no acucia la mísera
tragedia nacionalista. Pero qué horror si De Gasperi, padre de la UE junto a
Schuman, Adenauer o Spinelli, vieran su proyecto de integración europea – las ciudades como en Italia, construyendo
Naciones y estas el Estado europeo- en manos aliadas de comunistas y fascistas
repartiéndose el poder y seguramente liquidando el más hermoso proyecto de
integración continental en la culminación histórica del bienestar, la riqueza y
el progreso. ¿Y qué hace el resto de Europa? Pues intentar sacudirse el brote
seguramente imparable del fascismo en su vertiente autoritaria o totalitaria,
aliado o no, al temible y criminal nazismo. Y eso sí, declamar continuamente el
antifascismo como posición irrenunciable – mucho menos el anticomunismo- como
si con eso bastara para preservar la libertad. Es decir, poner velos de cinismo
sin fin que taponen el horror que representan los regímenes comunistas o nazis.
¿Y
qué hace el Gobierno de España y el Partido que lo consuela? Pactar con los
traidores nacionalistas vascos privilegios vergonzosos, a cambio de unos
Presupuestos tan falsos como irreales; acercarse al podemita Sancheiglesias que,
le susurra baratijas ideológicas. Y preparar una reforma constitucional tan
ridícula como la aplicación del penoso artículo 155 CE, pero que pondría a la
Nación española al borde de su disolución. Espero que, con anterioridad a esta
pretendida felonía más propia de la factoría ZP, unas elecciones generales
dejen en el recuerdo borroso a quien ni siquiera supo mantener la dignidad de
gobernar. ¿Y qué hace C´s? dar la cara en Cataluña con una política de raza
como Arrimadas y alardear en el resto de España de inmadurez, con desesperante
incongruencia, falta de definición ideológica y compromiso político en esta
hora trascendente para el futuro. ¿Y qué nos queda? Quizá la VOX de los sin
voz, aunque ya veremos si terminan de nacer, aunque sea en la esperanza de un
futuro mejor. Pues eso.
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