La Azotea
EL
ANTICIPO
12 de Agosto 2017
Pues a mí la encuesta del CISS del pasado mes de
julio, me ha revuelto hasta el pensamiento. Es verdad no soy muy optimista
sobre el desenvolvimiento de la realidad sociopolítica europea y en mayor medida
española; en consecuencia poca sorpresa para mi marmólea percepción. Y por otra
parte, reconozco no encontrarme entre los fervientes devotos de este tipo de
investigaciones, aunque reconozca el avance en la exactitud, operado desde la
aplicación de técnicas matemáticas muy sofisticadas por lo que explican, dado
mi desgraciado alejamiento intelectual de esta maravillosa ciencia exacta. Ya
ven, el estudio llevado a cabo a través de 2.490 entrevistas en 48 provincias y
todas las CCAA, tiene un margen de error, en más o en menos, de solo un 2%.
Pues menuda realidad describe y menuda predicción dibuja. Pero ya digo, aquellos
entusiastas que persisten en conocer mis opiniones, saben cómo vengo
defendiendo encontrarnos inmersos en plena hegemonía cultural de la izquierda,
porque siguiendo a Gramsci parecen estar convencidos ser la clave para el
cambio revolucionario; el pobre zoquete Maduro cree que todavía es posible a
punta de bota y así le va a pesar de los consejos e informes remunerados de la
casta de Podemos o seguramente por eso. El caso es que la hegemonía reinante va
a la creación de un hombre nuevo que obtendrá una nueva mentalidad a través de
la propaganda y la educación de los jóvenes. Y en eso estamos. Con rotundo
éxito.
No crean que solo yo soy el pesimista porque según la
encuesta, la situación económica es buena o muy buena para el 6´9% de los
encuestados y mala o muy mala para algo más del 73%; y dentro de un año, será
igual o peor para el 61%. Y la economía es la joya de la corona, quizá con
razón, de la era Rajoy. El resto, pues de pena. Solo el 3´5 dicen ser buena o
muy buena la situación política y el 71% mala o muy mala y dentro de un año se
atreven a pronosticar, a pesar del brioso Rajoy que dice seguirá, será igual o
peor para el 71´5%. Y es que este pueblo otrora noble y caballeroso se hace a
golpe de estatismo receloso y egoísta, solo pendiente de sus veleidades
mayormente paganizantes e idólatras. Por eso, a pesar de lo transcrito, el
84´6% de los entrevistados dice que su situación económica personal será mejor
o igual el próximo año, porque este 2017 es buena o muy buena para más del 35%
y mala o muy mala solo para el 14´7%. Tan es así que para cerca del 80% de los
estudiados es poco o nada probable puedan perder el empleo, a pesar del 70´6%
proclamando que el paro es el principal problema de España. ¿Entonces donde
radica la clave?
Pues naturalmente la clave, como dicen los voceros de
la extrema izquierda comunista; su aliado el nuevo socialismo de Sánchez; sus
poderosísimos medios de comunicación y los intelectuales orgánicos mayormente
succionando el Presupuesto, es el PP y Rajoy a los que hay que barrer del mapa
político para comenzar un nuevo periodo de esperanza. El resultado: al primero
– al PP- no lo votarían nunca el 55´3%
de los encuestados y el voluntarioso Rajoy merece poca o ninguna confianza a
casi el 80%. Pues vamos de lujo porque el gentío se autodefine como
conservador, democristiano y liberal en un escaso 31%, mientras que el 33´5% se
declara progresista, socialdemócrata, socialista o comunista. Eso conlleva que
por simpatía o cercanía a los partidos tradicionales casi el 25% se siente de
centro derecha – incluyendo a C´s que ya es fantasía- frente al 33% de centro
izquierda, sin incluir la basura ideológica más allá de IU. Si a todo lo
anterior se une el entusiasmo logrado entre los españoles con su sistema de
distribución territorial del poder, nos da un panorama desolador para imaginar
un futuro Estado más reducido pero más eficaz, eficiente y controlado. Eso sin
contar el explosivo catalán que no interesa a casi nadie; ya ven. Así, el 40´6%
prefiere el actual Estado autonómico tal como está, increíble pero cierto,
incluso un 15% más, preferirían unas Comunidades con más autonomía.
Miren, sin otras disquisiciones históricas que serían
del mayor interés, la socialdemocracia resultó esplendorosa desde el final de
la II GM hasta el hundimiento del sovietismo en 1989. La creación de la
Internacional socialista en 1951; el congreso definitorio de Bag Godesberg en
1959 o el XXVIII Congreso en Suresnes del PSOE en 1979, son hitos esenciales en
su historia europea. Pero el socialismo español desde su fundación siempre
consideró la democracia como mera transición al socialismo, salvando la levedad
de los moderados Fernando de los Rios y Julián Besteiro, de ahí su rechazo al
pensamiento de Adler, Jaurès, Kautsky o Bernstein. Es Felipe González – con sus
errores, de los más brillantes estadistas del siglo XX- quien saca al
socialismo de su miseria marxista y autoritaria. Y se coloca más cerca de la “tercera
vía” de teóricos como Giddens – asesor de Tony Blair- intentando trascender
tanto la socialdemocracia a la antigua – socialfascistas le denominaban los
comunistas- como el llamado neoliberalismo, del que solo se conoce su versión
liberal, sin más. Y pretenden reducir la diferencia entre izquierda y derecha a
la igualdad y el papel que debe jugar el Estado en su fomento.
La llegada de un nefasto ZP al Gobierno de España y
el remate circense del inane Sánchez, con teóricas mamarrachadas como el Estado
plurinacional, hará desplomarse un histórico PSOE en los brazos siniestros de
los castrochavistas de Podemos, fuerza que debería estar ilegalizada hace
tiempo, como lo estaría la de signo opuesto, si existiera. No conseguirán el
poder, pero el asalto al Estado y el cambio de sistema con una nueva
Constitución – sepultada la de 1978, hace años moribunda por falta de
defensores patriotas- sí será posible en la fusión Sancheiglesias, como en
1936. Es el angustioso anticipo de la Encuesta.
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