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martes, 1 de agosto de 2017

La Opinión de Javier pipó


LA AZOTEA

El día 7 de Abril de 2007, el entonces Presidente del Gobierno de España, José Luis Rodriguez Zapatero, remite una carta al dictador comunista Fidel Castro que diez días después es publicada por el Diario “El Mundo” en la columna Canela Fina del periodista Luis María Ansón, de la Real Academia Española.

La carta es modelo de sumisión intelectual y desvergüenza absoluta impropia de un Gobierno perteneciente a la Unión Europea. Zapatero continua apoyando la dictadura venezolana, por la que siente fascinación al igual que por la cubana de la que es pieza inseparable de los totalitarismos del siglo XX, que hoy denominan Socialismo del siglo XXI.

Dada su importancia que explica la deriva autoritaria y la escuela dejada tras los nefastos años de Gobierno, La Azotea la transcribe en su totalidad. En ella    podremos observar que Sancheiglesias no pasa de vulgar continuador de ZP al que dejará como aprendiz en la superación de su infantilismo revolucionario, tan peligroso como contrario a los intereses españoles.
Javier Pipó
1 de Agosto de 2017

Querido y admirado Presidente, mi Comandante:

El ministro de Asuntos Exteriores de mi Gobierno,
Miguel Ángel Moratinos, me da cuenta de su viaje
oficial a Cuba y me informa de la evolución favorable
de la salud de Vuestra Excelencia. No sabe cómo lo
celebro porque mi generación se ha educado con la
vista puesta en la Cuba comunista y en la figura
irrepetible de Fidel Castro, centinela de la libertad,
caudillo del Caribe por la gracia del destino histórico
y comandantísimo de los ejércitos de Tierra, Mar y
Aire de la perla de las Antillas.

Las nuevas generaciones que viven en el
hedonismo, no tienen conciencia clara de lo que ha
supuesto para el mundo la lucha de Vuestra
Excelencia por la libertad, por los Derechos
Humanos y por la política social, todo ello frente a la
voracidad del Imperio, frente al incalificable bloqueo
impuesto por los Estados Unidos. A pesar de esa
tropelía histórica, Cuba es hoy, gracias a Vuestra
Excelencia, un paraíso de libertad, una nación justa
en la que se respetan y acatan las leyes derivadas
de la voluntad general libremente expresada, con un
pueblo libre y esperanzado que disfruta de un alto
nivel de vida, habiéndose sustituido en todas
vuestras ciudades el caduco signo de la cruz por el
de la hoz y el martillo. El ministro Moratinos se ha
quedado en un pasmo ante el progreso y la dicha de
la ciudadanía cubana.

Ciertamente la depravación del turista extranjero ha
obligado al Gobierno de Vuestra Excelencia a
mantener en las calles a las jineteras pero la
inmensa mayoría de la nueva generación vive feliz,
encuadrada en ese frente de juventudes admirable
que es la organización de los pioneros.

Di instrucciones a mi ministro para que no abogara
por los llamados «presos políticos», que no son otra
cosa que mercenarios al servicio de una potencia
extranjera, traidores a la patria o terroristas que
pretenden socavar los cimientos de la gloriosa
Revolución, el régimen establecido por Vuestra
Excelencia, que es ejemplo en todo el mundo de
respeto a los derechos humanos y a las libertades.
Sólo la falacia del ultraderechista Aznar pudo llevar a
la decadente Europa a la posición fascista de tomar
medidas contra el régimen de Vuestra Excelencia.

Naturalmente yo he decidido restablecer una
relación privilegiada con el Gobierno democrático de
Vuestra Excelencia. También di instrucciones a mi
ministro para que no atendiera a los disidentes,
ridículas minorías resentidas, incapaces de
comprender la grandeza de la Revolución que
Vuestra Excelencia, patria o muerte, ha llevado a
cabo.

Dentro de dos años, mi Comandante, se cumplirán
los 50 años del acceso a la jefatura del Estado de
Vuestra Excelencia. Me propongo acudir a La
Habana, en compañía de todo mi Gobierno para
rendir a Vuestra Excelencia el homenaje que todos
los demócratas del mundo le debemos. Medio siglo,
50 años, ganando una tras otra todas las elecciones
ejemplarmente democráticas que se han celebrado
en vuestro país, hollado un día por aquella España
de infausta memoria, colonialista, católica e
inquisitorial, es acontecimiento sin precedentes.
Aprovecho esta carta, mi Comandante, para
implorarle que me conceda el alto honor de permitir
que España se incorpore al eje Castro-Chávez-Evo,
que tiene en permanente tembladera a los Estados
Unidos y a su presidente fascista, el malhadado
Bush.

En espera de sus gratas noticias, le reitero, mi
Comandante, mi deseo y el del pueblo español de su
pronto restablecimiento y quedo como siempre a la
entera disposición de Vuestra Excelencia con mi
renovada admiración y mi deseo permanente de

seguir recibiendo vuestras enseñanzas".

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