Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

martes, 1 de agosto de 2017

La Opinión de Javier Pipó

La Azotea

CHARLAS AL CALOR DEL VERANO ( y II)
1 de Agosto de 2017


      Ante la triste y herrumbrosa placa conmemorativa del desembarco por accidente meteorológico de Carlos V en la pedanía de Tazones de la Villaviciosa asturiana, ahora hace exactamente 500 años y leyendo lo que parece ridículo recuerdo para tan gran acontecimiento, me venía a la memoria Rassow, cuando aseguraba que “Carlos V cuenta entre los hombres de Estado que han sido a la vez pensadores políticos”. El Emperador del mundo, que jamás contó con estructura compacta apoyada en red institucional, ni unidad orgánica, ni siquiera canciller común desaparecido el gran Gattinara; solo una yuxtaposición de reinos y principados, fusionados en su mano no por el Derecho sino por una tarea común, la empresa del cristianismo como concepción del mundo entonces conocido. Un príncipe del Renacimiento, como lo describe el maestro J.A. Maravall, un pensador político en etapas diferentes, de las que también escribió el gran intelectual en sus dos conocidas e importantes obras sobre el Austria Mayor.

      Como si quinientos años en la historia de España fueran una eternidad ya irreconocible e inservible; como si la idea en cierto modo federalista de los Austrias o la centralista de los Borbones, no tuvieran peso específico y sustancia suficiente para hacer de la Nación española -  ahora que compite entre las más prósperas, igualitarias y libres del continente europeo- un modelo a imitar y en lo aprovechable y permanente, a continuar; igualando a la gran Nación británica que tantos rasgos y patrimonios raptó de una España que le antecedió como pueblo en tan numerosas empresas colectivas. Pero no. Volver de Asturias a la ardiente Andalucía es volver a lo cotidiano de una España sin proyecto, agotada, dividida, enfrentada por quienes tienen como idea política una nación de naciones, sumida en el desconcierto, en la mentira y en la simulación de un modelo ya moribundo; muerto de éxito en pleno éxito. La situación diría, es ciertamente dramática; de un país con economía pujante, que en tiempo razonable sería capaz de proporcionar elementos de justicia distributiva suficientes, en aproximación a los paraísos de la prosperidad, conviviendo con una situación política que recuerda los odios ancestrales de los años treinta del pasado siglo; una división irreconciliable de dos mitades que ni en lejanía quieren reconocerse. Y el modelo, el sistema, cae a pedazos.

      Y claro, es momento de intentar introducir modelos no experimentados o tan conocidos que producen escalofríos hasta en el pensamiento. Ahí tienen la vergonzosa carta de ZP a Fidel Castro el 7 de Abril de 2007 y publicada por El Mundo el siguiente día 10. Si no fuera porque es el prestigioso liberal L.M. Ansón quien la da a conocer, hubiese sido imposible creer en su veracidad; por la cobardía y admiración babosa del dictador, por la sumisión intelectual ante el totalitarismo criminal, por el desprestigio que supuso ante las cancillerías de la UE. Si la traigo a colación diez años después es para entender lo que ahora ocurre, en gestación desde la infausta llegada de Zapatero al poder. Sus casi ocho negros años de populismo corrupto y el declive económico dejado tras su paso, prepararon el terreno para un Gobierno – inicialmente ganador de una mayoría irrepetiblemente absoluta- políticamente inane, débil hasta la expiración, enredado en la corrupción aún no juzgada pero ya decidida por la mayoría y pegada a sus entrañas hasta el final que se adivina cercano. Un gobierno incapaz de borrar – ni tocar – el odioso ordenamiento jurídico zapateril, tan nefasto para los intereses nacionales, incluso los internacionales de España; solo eficaz en dirigir la mirada hacia los libros de contabilidad nacional. Y estos estúpidos y perdidos años para la regeneración – entre lo popular y lo populista- dejaron desangrar la idea y el ser de España, haciendo que brotara una mala hierba como Sánchez que dejará a ZP como aprendiz de brujo. Su identificación con el castrochavismo de Iglesias no es más que una nueva versión- más comprometida- de la misiva de ZP de hace diez años. Pero la diferencia esencial radica en que ahora el populismo comunista puede alcanzar y alcanzará el poder, apoyado y jaleado por los otros comunistas de distintas familias y desigual jaez o por nacionalistas y separatistas de peor condición. Rajoy no quiso convocar elecciones en mejor momento y sobrevive humillado, insultado y despreciado hasta su desalojo del poder, quizá no más allá del comienzo del nuevo año.


     Y para qué hablar de la sediciosa rebelión catalana, conducida por los más torpes tuercebotas de su Historia pero tratada de oscurecer por finísimos dictámenes de la Abogacía del Estado e inútiles Sentencias del TC. En gobernante tan previsible como Rajoy que fue incapaz de poner en marcha el mecanismo constitucional del art. 155, nadie apostará por la obligación de anunciar la vigencia del art. 8 sobre la misión de las FFAA – tímidamente citado por la Ministra de Defensa en un alarde de valor- si no fuese posible la autorización del CD para declarar el estado de excepción del artículo 116, regulado por LO de 1981. La aplicación con vigor y rigor del Código penal resulta, ya ven, políticamente incorrecta. Cuando Sancheiglesias alcance el poder y se produzca el inmediato cambio de sistema, habrá definitivamente muerto la transición y será el comienzo del declive económico, político y social de la España de 1978. Es el momento para alcanzar el sueño independentista de los traidores nacionalistas catalanes, apoyados y en espera de turno por los macarras gobernantes de Valencia, Baleares o Navarra. Es el declive de la libertad y de la España en Europa, comenzada en una humilde aldea de la costa asturiana, ahora hace quinientos años.                  

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