LA AZOTEA
PAISAJE Y PAISANJE (y II)
24 de Marzo 2017
Es
verdad que el paisaje está resultando algo agobiante y el paisanaje inquieto,
con brotes de violencia cerril por cuestiones incluso ajenas a la crisis de
sistema en que nos movemos. Y claro, la clase política que intenta representar
tan variopinto escenario, en modo alguno pretende desentonar del entorno. Por
eso convivimos y nos dejamos conducir por políticos en gran parte invalidados
por su falta de lealtad al sistema, de patriotismo, preparación y con tendencia
excesiva al expolio y saqueo de lo público.
Repasando
así por encima, encontraremos una fauna que hubiese resultado imposible,
simplemente hace veinticinco años. Es clase degrada que ahora alcanza la
plenitud de su ocaso. Los nacionalistas, por ejemplo, están en lo suyo que no
es lo nuestro. Se han convertido en enemigos declarados del sistema y de la
Nación. Desde el catalanismo saqueador y corrupto – muy adelantado en su
voluntad secesionista, casi imparable- al cínico e hipócrita nacionalismo
vasco, en su mitad podrido por la violencia asesina y a la espera de nueva
oportunidad que se presentará sin dudarlo, a la vista de la flojura de un
Estado inútil, tan blando y grasiento como la mantequilla. Ambos, parece
incluso comienzan a recoger los frutos de una judicatura acobardada que se
niega con descaro a aplicar el constitucionalismo a defender, jugándose si
fuese necesario sus albas e inmaculadas puñetas. Algunos fundamentos de la STSJ
Cataluña sobre el referéndum, avergonzaría a un estudiante de 1º de Derecho
Político. Pero esperen y verán lo que nos costará en impuestos el cuchicheo con
el finolis Urkullu/Ortuzar o el intentar mantener a raya financiera a los traidores del 4%.
Aquí
asistimos a un desplazamiento sin fin de las fuerzas constitucionalistas hacia
el abismo que les prepara y nos prepara el populismo macarra y neocomunista de
Podemos. Los únicos que saben dónde quieren ir - salvando la dialéctica
nacionalista - y cuál el camino gramsciano para llegar. Al insensato Sánchez
sabemos cómo le fascina la negra coleta de Iglesias, aunque caiga deglutido en
su aparato digestivo hasta la insignificancia de tan orgulloso personaje y la
facción de Partido que le sigue como disciplinado rebaño; pero ojo porque es
muy posible que el bando sea mayoritario. Y menos mal que en esto, como
salvadora de la socialdemocracia, apoyada por el aparato y la vieja y brillante
generación de estadistas de la Transición, aparece Susana ante el vacío de
banquillo y de ideas útiles para la gobernación. Tan radical como Sanchiglesias,
tan escasa de conocimientos necesarios como él, pero al menos defiende la
Constitución, la Nación y el progreso, aunque no sepa cómo. Ella, con
Pedrosanchez, es la otra cara de la misma moneda ZP: la buena y la mala, la
herencia de una etapa tóxica y corrosiva para el patrimonio nacional. Pero el
viejo y astuto aparato sabe que Susanaperon quiere ganar elecciones y cómo
hacerlo: transmitiendo emociones, sentimientos, pero no ideas porque los
resultados son más efectivos que las ideas. Ella es ruinosa como gestora y se
conforma con la primera simpleza de Kantsky cuando escribía que la
socialdemocracia es un partido revolucionario, no un partido que hace la
revolución. Pues ya está ¿por qué no? Y como soy travieso incorregible, me
quedo con el politólogo polaco Przeworski y para rematar digo: ya verán cómo
Susana es “pluriclasista atrapalotodo”; pero ojalá gane.
Y
claro, ante panorama tan inquieto, el desubicado Rivera continua sin encontrar
qué título llevar a su tarjeta de visita, porque aquello de liberal progresista
y el guiñol de Cádiz, no pasa de actividades de simpatía recreativa. Todo un
espectáculo, como en Andalucía, camino de la izquierda, por si pudiera pactar
con una socialdemócrata paratodo, como Susana. Ya ven. Y nuestro Presidente
observando los vaivenes de C´s y el espacio que pudieran dejar unos y otros en
el centro izquierda. Pero tanto trecho, le descubre huecos inmensos sin cubrir que
agitarán la impaciencia de la mayoría silenciosa. Casi me conformo con, al
menos, aparezca su talla de estadista en la tragedia nacionalista.
Por
eso, hablar del paisanaje que se contempla desde La Azotea, con dolor hasta de
ojos - seguramente cuestión de estética- dará como resultado un relato tan
atosigante como descorazonador. Pero describir el paisaje sombrío, conseguido
tras empeño feroz por lograr el retroprogreso, podría resultar fascinante pero
cansino. Ya sé, el progreso, como creación de riqueza y bienestar que se deriva,
no hay quien lo discuta, nadie sensato naturalmente. Pero me refiero y me
interesa no tanto el PIB, que también, como la consecución de una sociedad
distinta, con ciudadanos amantes sí, de la libertad, pero no menos de la moral
social. Ciudadanos dispuestos a someterse a un código de conducta individual y
colectivo, donde prime el respeto a la ley, que es tanto como la observancia de
las reglas de convivencia pacífica y atenta con el derecho de los demás. Y
ello, solo habría sido posible mediante un sistema educativo profundo, integral
en valores y principios de nuestra tradición europea y cristiana, tutelado por
un Estado fuerte, con auctoritas, potestas e imperium y que en nuestro tiempo
resulta exigible y derivado de la legitimidad y legalidad democráticas.
Nada
de ello divisamos. Más bien una sociedad polarizada, implacable por mitades; que vive entusiasmada
en el relativismo como conducta políticamente correcta; paganizada; con
sectores cada vez más amplios guiados por el odio y el resentimiento. Y un
Estado debilitado hasta la inacción, incapaz de sostener sus poderes, incapaz
de hacer cumplir sus propias leyes, incapaz de hacerse respetar ni siquiera en
la unidad que lo define ni en la observancia a los tres valores superiores que
enumera en bellísima utopía el artículo primero de su Constitución. Pues eso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario