La Azotea
PAISAJE Y PAISANAJE (I)
18 de Marzo
A
mí desde luego me alegra y mucho, la derrota del neofascismo populista
holandés, con el escaso crecimiento de un dictadorzuelo como Wilders y la
continuidad del liberalismo sosegado de Rutte. Holanda parece continuará el
camino iniciado allá en 1951 como Estado signatario del Tratado de París que
dio lugar a la CECA, luego CEE y CEEA y al Tratado de Roma de 1957. De manera
que la salida de la UE, esa hermosa utopía, de un miembro fundador - que duplica
la renta per cápita española - hubiese sido una catástrofe inmensa; el
fracaso colectivo de tres generaciones y una civilización. Pero hay que
permanecer atentos, en alerta, aunque confiando en solución definitiva al
inmenso riesgo que la tercera invasión musulmana supone para el Continente
europeo. En esta ocasión, invasión silenciosa, masiva y pacífica, en oleadas
sin fin de cientos de miles, muchos ellos logrando una aparente integración,
en solicitud constante de libertad para implantar la sharia y el riesgo cada
vez más cercano de funcionamiento de un estado propio dentro del invadido. Y
no es cuestión menor porque sin ir más lejos, Francia podría ser república islámica en menos de cuarenta años
y Holanda, en quince, contar un 50% de población musulmana. Esa tensión, en
la polaridad inmigración masiva/natalidad regresiva, hará triunfar la
invasión islámica de Europa y como reacción, producir movimientos radicales
– neofascistas - como el holandés, el francés y quién sabe si el alemán,
todo ello a corto plazo. Y sin ideas brillantes o útiles o creativas en el
horizonte que impidan la descomposición, tras sesenta años de éxito que refiere Rajoy.
De manera que el deconstruccionismo de la filosofía europea,
apoyado por el repliegue USA, supondría acabar con doscientos años de los más
grandiosos de occidente, que con regímenes basados en el humanismo cristiano y
la democracia liberal han aportado a la humanidad un desarrollo constante e
imparable, logrando multiplicar por once la renta per cápita mundial, a pesar
de que la población se multiplicó por 6,5 veces. Un éxito espectacular aun
conllevando desarrollo desigual, con casos paradigmáticos como la propia USA –
modelo de sociedad nada igualitaria- pero donde la riqueza se multiplicó por
veinte en estos dos siglos. Ningún modelo de los conocidos en la historia o en
la ciencia política ha demostrado una eficacia mayor que la democracia liberal
parlamentaria y representativa para el impulso del bienestar, manteniendo libertad,
progreso y respeto a los derechos humanos; en constante avance en la igualdad y
en el reparto de la riqueza. Mucho menos- ya ven- los regímenes teocráticos
musulmanes o los totalitarismos comunistas que en el mundo han sido y son, tan
genocidas y opuestos al progreso y la dignidad humana, como los nazifascismos.
Alarmantemente, parece como si islamismo y populismo comunista hubieran tramado
una alianza de comprensión y ayuda mutua que llega incluso a la financiación de
estos. Lejos quedan los años en que los “no
alineados” – países mayoritariamente musulmanes- suponían valladar contra
las veleidades expansionistas del imperialismo soviético. Era la lucha entre
las firmes creencias religiosas del monoteísmo y el materialismo ateo del
marxismo comunismo. Y eso, a pesar del panarabismo
de líderes como Nasser, que supo doblegar a los “Hermanos Musulmanes” a la vez
que mantener su apoyo al “socialismo árabe”.
Así pues, el mundo europeo se pone de nuevo en situación de
espera hasta conocer el destino de Francia y seguramente Alemania. Pero ninguno
de los cuatro líderes que tomaron la antorcha de la continuidad en Versalles,
tiene en mano portarla más allá del año que transcurre. Incluido Rajoy, ya
digo, a pesar de suponer ejemplo de aplomo y equilibrio en tiempos de
tempestades suicidas. Y de vaciedad ideológica, por supuesto, pero sin
desentonar del catálogo que circula; al menos parece un administrador eficaz y
ojalá que honesto, si se observan los tiburones corruptos que le rodean. Los
propios y los de enfrente.
Pero miren. Desde mi Azotea diviso un paisaje abrupto y un
paisanaje encanallado. Ya veremos si los 42 años transcurridos desde 1975 y que
constituyen el periodo más feraz de nuestra historia moderna, no pasan al
recuerdo añorante, cuando resulta imposible volver a vivir y superar. Ha sido
tiempo de contínua transición, de cambio, comprensión y avance
de la convivencia en libertad; comenzado desde un centrismo razonable – a
distancia sideral de la comedia de C ́s- estrechando las manos comprensivas y colaboradoras de un franquismo sociológico restante
y diverso, así como las del comunismo otrora revolucionario o las del
nacionalismo histórico, siempre tan peligrosas. Y se pone en marcha el proceso
que parecía imparable del bienestar en libertad.
Ahora ya ven. Un Gobierno en precario, incapaz de aprobar los
Presupuestos del año en curso, que deberían estar en vigor hace casi tres
meses; inhabilitado para aprobar un Decreto Ley, por exigencia comunitaria, que
debería poner fin al matonismo de un sindicalismo gremial y verticalista u
obligándole a tragar con una subida de las pensiones conforme al IPC, sin
previa reforma que saque al sistema de la quiebra en que se haya. Eso sí, estos
estadistas comediantes y patriotas, sólo alcanzan al consenso y el acuerdo para
prohibir cortar el rabo a los perros. Y para qué seguir porque el panorama
parece exigir, manteniendo lo dicho, la necesidad de nueva convocatoria de
elecciones a partir de mayo. Y todo por despreciar que liberalismo y
socialdemocracia es el auténtico gobierno de progreso.
Con Hegel y los pensadores liberales estoy, y con todos
aquéllos que consideren el desarrollo de la libertad como tema fundamental de
la Historia. El liberalismo, en continua evolución, es siempre favorable a la
reforma y siempre opuesto al radicalismo de los extremos. El liberalismo, como
la libertad, nunca fracasan. España como Nación, sí.
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