Tribuna abierta de opinión

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jueves, 26 de enero de 2017

La Opinión de Julián Delgado

Artículo que se publicará el próximo día 28 de Enero en el Diario “Última Hora” de Mallorca

La culpa colectiva
Julián Delgado. Escritor



    La culpa es un poderoso sentimiento negativo que llega el corazón, un peso abrumador, paralizante, que nos hace perder la autoestima y nos empequeñece. El sentimiento de culpa colectiva, Nietzsche se lo endosó al cristianismo por fundarse éste en la idea de pecado, colocándolo en el origen mismo de la vida, y de culpa, a sabiendas de que la condición humana es incapaz de no pecar. Además, siendo Dios omnipotente, ninguna deuda con Dios puede quedar saldada. También acusa al cristianismo de romper con la tradición griega al hacer responsables del mal a los hombres. Y tras el pecado y la culpa vino el castigo, y con él el miedo. Nos  convertimos así en seres atormentados.

     Hoy vivimos en un permanente estado de zozobra, somos testigos a diario de toda clase de tragedias, infamias y calamidades que suceden a nuestro alrededor y que vemos en directo en la TV. Tenemos que familiarizarnos con ellas, obviarlas y seguir viviendo, sin poder hacer otra cosa si no queremos que la angustia nos colapse. Decía Concepción Arenal: Me siento culpable por todo ¿Qué hago? Cuando la culpa es de muchos, la culpa no es de nadie. Es nuestro consuelo.  

     Como antes la Iglesia, son ahora los partidos extremistas quienes fomentan la culpa colectiva, exigiéndonos pedir perdón por hechos sucedidos hace siglos, como el descubrimiento de América, convertido hoy en genocidio, o más cercanos, como la Guerra Civil, extendiendo la culpa a generaciones que no la conocieron. El filósofo E. Voegelin, cuando consideró el totalitarismo como una religión, advirtió que cuando Dios es sustituido por tal ideología, las personas devienen en mero instrumento del grupo, pierden su individualidad. La extrema izquierda, que ha sustituido a la religión  como ideología redentorista, exige sumisión a sus ideales, nos quiere culpables de los pecados que imagina, dicta penitencias, administra el perdón y rechaza la idea de que vivamos sin culpa y en libertad fuera de su ideología salvífica.
     Soy más optimista que Nietzsche, que creyó que el hombre solo se liberaría de estas ataduras al término de su ocaso. Pero no estaría de más que la izquierda abandonara el intento de encadenar al hombre provocando sentimientos de culpa colectiva.


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