Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

jueves, 12 de enero de 2017

La Opinión de Julián Delgado

Artículo que será publicado el próximo sábado en el Diario "Ultima Hora" de Mallorca


LA METAFÍSICA DEL MIEDO
Julián Delgado. Escritor
   
    El miedo es el sentimiento que más hace sufrir al hombre; por ello, la seguridad es uno de sus bienes más preciados y los poderes públicos han asumido como un deber primordial proporcionársela, dado el valor de lo que protege (vida, integridad personal, propiedad) y el daño psicológico que produce el miedo cuando se instaura de forma permanente. El miedo es una enfermedad moral que afecta también a las sociedades, por eso desvía las sendas de la historia, abre la puerta a la manipulación y legitima políticas de represión y exclusión.
    La seguridad humana no solo se reduce al control de la delincuencia, sino que abarca dimensiones como la ambiental, sanitaria, de los nuevos riesgos tecnológicos, laboral, protección ante catástrofes, estabilidad institucional…
    Los problemas de seguridad no cesan de incrementarse en las sociedades al hacerse más complejas. Los profundos y rápidos cambios que padecemos dan la sensación de que todo se mueve y nada está en el sitio donde siempre estuvo; el orden y las certezas de la vida han cambiado radicalmente. Los antecedentes endógenos de la violencia humana (codicia, ambición, odio, envidia…) se movilizan con más facilidad en la compleja y difícil vida de hoy.
    La desazón aumenta, buscamos respuestas, pero solo encontramos interrogantes. Es probable que la inseguridad en que hoy vivimos no sea mayor que la de antes, pero aquella resultaba más soportable porque entonces se creía en Dios, en Su justicia, en la esperanza de vida eterna. En Occidente, hace tiempo que la fe en Dios se desvanece para ser sustituida por el escepticismo. La ciencia ha sustituido a la religión; la idea de Dios no ayuda a explicar nada que la ciencia no pueda explicar de forma más simple. Pero la religión daba esperanzas que la ciencia no da. El hombre occidental ha quedado sin una esperanza definitiva.

    Sobre esta sociedad escéptica y desesperanzada se ha precipitado el terrorismo yihadista convirtiéndola en su teatro de operaciones. Como volver a creer en lo eterno no parece razonable, tendremos que hallar la seguridad en un relato colectivo que nos cohesione y buscar la felicidad en breves e inciertas alegrías. Tal vez por eso los antiguos imaginaron a los dioses. 

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